Aunque al pensar en una dieta rica y equilibrada la mente se nos vaya a los colores intensos de frutas tropicales, a los superalimentos de moda o a las verduras de hoja verde que arrasan en las redes sociales, hay una fruta que solemos pasar por alto, a pesar de tenerla siempre al alcance de la mano. Pequeña, discreta, de sabor ácido y apariencia rugosa, el limón es uno de esos ingredientes humildes que esconde un poder nutricional extraordinario.
No solo es versátil y económico, sino que ha sido señalado por especialistas como un aliado imprescindible para reforzar las defensas y mejorar la salud cardiovascular. A continuación, te contaremos por qué el limón que solemos relegar a un simple chorrito sobre una ensalada o al fondo del refrigerador, debería tener un rol más destacado en tu alimentación.
4El limón como fruta funcional: una ayuda real contra enfermedades comunes

Lejos de ser una simple guarnición, el limón está considerado por la comunidad científica como una fruta funcional, es decir, aquella que aporta beneficios más allá de su valor nutritivo. Según Healthline y otras publicaciones especializadas, el consumo regular de limón puede ayudar a prevenir o mitigar diversas afecciones, gracias a la sinergia de sus compuestos naturales.
Uno de sus beneficios más destacados es su capacidad para prevenir la formación de cálculos renales. Esto se debe a que el ácido cítrico que contiene incrementa el volumen y el pH de la orina, reduciendo así las probabilidades de que se formen cristales. De hecho, estudios médicos han demostrado que medio vaso de jugo de limón al día puede ser suficiente para quienes ya han tenido antecedentes de esta afección.
Otra de sus virtudes es su capacidad de mejorar la absorción de hierro no hemo, es decir, el que proviene de fuentes vegetales. Si bien el limón no aporta hierro en sí mismo, su contenido de vitamina C y ácido cítrico actúa como potenciador natural de este mineral, lo que resulta muy útil para prevenir la anemia, especialmente en dietas vegetarianas o veganas.