En el último tiempo, una explosión verde y dorada se coló en el corazón de las redes sociales y, de ahí, directo al paladar de miles de personas en todo el mundo. Hablamos del pistacho, el fruto seco que resurgió como estrella indiscutible de la gastronomía gracias al viral “chocolate Dubái”, una golosina artesanal que combina chocolate de alta calidad, crema de pistacho, masa crocante y hasta polvo de oro comestible. Pero este fenómeno, que nació entre lujos orientales, ya está teniendo consecuencias muy reales y tangibles en nuestro país.
Mientras TikTok e Instagram se llenan de videos de reposteros replicando esta golosina brillante y tentadora, el pistacho también se impone como un símbolo de sofisticación y salud. Su color verde, su sabor delicado y su textura cremosa lo transformaron en protagonista tanto de recetas dulces como saladas, y su alto valor nutricional lo posicionó como uno de los alimentos funcionales más recomendados por nutricionistas. Pero, como todo boom, no está exento de riesgos, excesos ni desinformación.
2¿Un superalimento? El pistacho y sus múltiples beneficios para la salud

Lo cierto es que más allá de la moda o del lujo viral, el pistacho es, desde hace décadas, uno de los frutos secos con mayor densidad nutricional. Por eso, muchos expertos en alimentación lo incluyen dentro del grupo de los llamados “superalimentos”. Esta calificación no es solo una etiqueta de marketing: está respaldada por múltiples investigaciones científicas.
Entre sus propiedades más destacadas se encuentra su capacidad para ayudar a controlar los niveles de glucosa. Un estudio publicado en The Review of Diabetic Studies reveló que el consumo de pistachos puede estabilizar el azúcar en sangre tras las comidas, algo especialmente útil para personas con prediabetes o resistencia a la insulina.
Pero también impacta de forma positiva sobre la salud cardiovascular. Según la revista Acta BioMedica, el pistacho contribuye a reducir los niveles de colesterol LDL (el llamado “malo”) y favorece la salud arterial gracias a su combinación de grasas insaturadas, fibra y antioxidantes.
Por si fuera poco, una simple porción de 30 gramos puede contener hasta 6 mg de melatonina natural, la hormona que regula el sueño, lo que convierte al pistacho en un aliado contra el insomnio. A esto se suman las vitaminas del grupo B (B6, B9), vitamina A, E y K, además de minerales clave como zinc, magnesio, cobre, potasio y selenio.