Estados Unidos ha dado un golpe sobre la mesa en plena guerra comercial con China. Apple ha firmado un acuerdo estratégico con MP Materials, la única empresa que explota tierras raras en el país, con el objetivo de reducir su dependencia de los materiales críticos que hasta ahora llegaban casi exclusivamente desde China.
Con una inversión de 500 millones de dólares, la tecnológica no solo asegura el suministro de imanes permanentes para sus dispositivos, sino que además contribuye a fortalecer la capacidad industrial estadounidense en un sector clave para la electrónica, la defensa y la transición energética.
La maniobra de Apple, respaldada y aplaudida tanto por el Pentágono como por el gobierno de Trump, ha avivado un conflicto comercial que parecía encaminarse a una fase de relajación. Lo cierto es que la colaboración entre Apple y MP Materials consolida una nueva etapa en esta disputa estratégica.
Apple invertirá 500 millones de dólares para asegurar el suministro de imanes fabricados en EE. UU. y reducir su dependencia de China

Apple ha movido ficha para reducir su dependencia de China en un escenario cada vez más estratégico; el de los minerales críticos. La compañía ha sellado un acuerdo con MP Materials, el principal productor estadounidense de tierras raras, al que destinará 500 millones de dólares. Gracias a esta inversión, podrá asegurarse una fuente nacional de imanes permanentes, componentes esenciales en productos como el iPhone, el iPad o los ordenadores Mac.
La producción se iniciará en 2027 desde una nueva planta ubicada en Texas, y diseñada específicamente para abastecer a Apple y reforzar la autonomía industrial del país. Este paso encaja con el compromiso de la firma de invertir más de 500.000 millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cuatro años, un tema que evidentemente el gobierno de Trump celebra, ya que, por un lado, rompe la dependencia del país asiático y por el otro estimula la economía nacional.
Para los expertos, más allá del abastecimiento, el movimiento encierra una clara lectura geopolítica; Apple apuesta por consolidar su cadena de suministro dentro de fronteras, en un contexto de creciente tensión entre Washington y Pekín. A diferencia de otras tecnológicas que mantienen su dependencia del mercado chino, Apple se posiciona como aliada clave de la estrategia industrial estadounidense.
El acuerdo con MP Materials refuerza la capacidad industrial estadounidense en plena tensión por los minerales estratégicos

La colaboración entre Apple y MP Materials consolida una alianza clave para la reindustrialización tecnológica de Estados Unidos. La minera opera en Mountain Pass, California, el único yacimiento activo de tierras raras del país, y es la única capaz de procesarlas en suelo estadounidense. Esta integración vertical no solo responde a una necesidad comercial, sino también a una decisión geoestratégica respaldada por el Pentágono, que recientemente adquirió una participación de 400 millones de dólares en la compañía para garantizar el acceso a estos recursos críticos.
Con la construcción de una nueva planta en Texas y el desarrollo de una línea de reciclaje de tierras raras, el acuerdo también abre la puerta a la innovación en tecnologías magnéticas y a la creación de empleo cualificado. En un contexto en el que las restricciones impuestas por China han paralizado temporalmente a empresas como Ford, Suzuki o Tesla, la operación refuerza la resiliencia industrial de EE. UU. y sienta un precedente para otras multinacionales que buscan diversificar sus fuentes de suministro.
Pekín y Washington intensifican su pulso económico mientras las tecnológicas buscan blindar sus cadenas de suministro

La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha entrado en una fase crítica con las tierras raras como punto de fricción central, de manera momentánea. Tras los nuevos aranceles impuestos por la Administración Trump, el Gobierno de Xi Jinping respondió restringiendo la exportación de minerales clave como el galio, el germanio y el antimonio.
Más recientemente, también se han sumado el escandio y el disprosio, fundamentales para la producción de chips, armamento, coches eléctricos y tecnología de consumo. El endurecimiento de estas medidas ha obligado a las empresas occidentales a acelerar sus planes de contingencia.
Apple no ha sido la única en mover ficha. El ejemplo de MP Materials ha despertado el interés de gobiernos y corporaciones que ven en la diversificación del suministro una cuestión de supervivencia industrial. Mientras Washington y Pekín ensayan nuevos gestos diplomáticos, el sector tecnológico actúa con rapidez para evitar nuevos cuellos de botella. El conflicto entre ambas potencias ya no se libra solo en la esfera comercial o financiera; las tierras raras se han convertido en el nuevo frente de una carrera por el control del futuro industrial global.