Aunque parezca increíble, hay sustancias legales que pueden terminar siendo más peligrosas que el alcohol al volante. No hablamos de drogas recreativas ni de distracciones al conducir, sino de algo que muchas personas toman a diario: sus medicamentos recetados. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto bajo la lupa a un grupo específico de fármacos que, si se consumen sin la debida precaución, podrían provocar sanciones, retirada del permiso o incluso problemas legales y de seguro en caso de accidente.
Cada vez son más los conductores que desconocen los efectos secundarios de los tratamientos que consumen. Y sin saberlo, se enfrentan a consecuencias que van mucho más allá de la multa. Este artículo exploraremos en profundidad qué medicamentos vigila la DGT, por qué lo hace y cómo evitar que una simple pastilla termine costando algo tan importante como la libertad de conducir.
3Qué puede pasar si te pillan conduciendo bajo estos efectos

Las consecuencias de conducir bajo los efectos de ciertos fármacos pueden ser severas. Si bien es legal tomar medicamentos recetados, lo que analiza la DGT es si dichos fármacos afectan a tu capacidad de manejar un vehículo. En este caso, aunque tengas una receta, podrías estar incurriendo en una infracción.
Durante un control, si un agente sospecha que un conductor muestra signos de somnolencia, fatiga, visión borrosa o lentitud en las reacciones, podrá realizar pruebas que detecten la presencia de sustancias. En el caso de medicamentos con principios activos controlados, la DGT podría iniciar un procedimiento sancionador.
Las penas pueden ir desde multas de 500 a 1.000 euros, retirada de puntos del carnet, hasta la inhabilitación temporal para conducir. En los accidentes con daños a terceros, la cosa se complica más: muchas aseguradoras contemplan cláusulas que excluyen la cobertura si el asegurado estaba bajo los efectos de medicamentos peligrosos no declarados. Eso puede derivar en demandas civiles y hasta responsabilidades penales.