En muchas ocasiones, cuando se brinda entre amigos o se disfruta de una reunión formal o informal, la duda que aparece con frecuencia, sobre todo si eres de las personas que cuida su cuerpo, es ¿cuál engorda más, una copa de vino o una caña de cerveza? Ambas bebidas son parte de la cultura gastronómica de nuestro país, pero también se asocian al aumento de peso cuando su consumo se vuelve habitual o poco moderado.
A esta inquietud responden nutricionistas y estudios científicos que han analizado la composición calórica, los hábitos de consumo y el efecto metabólico de ambas opciones. La comparación no es tan simple como parece, puede no funcionar igual en todos los organismos y varios factores influyen.
3Qué pasa con el metabolismo cuando consumes cerveza o vino

El alcohol, indiferentemente sea vino o cerveza, irrumpe directamente en el metabolismo de las grasas. Al ingerirlo, el hígado detiene el proceso de metabolización de lípidos para centrarse en eliminar el alcohol que ingiere el cuerpo. Esto significa que todo lo que se consuma junto a la bebida tiende a almacenarse en forma de grasa.
El vino tiene entre un 12% y un 14% de alcohol por volumen. La cerveza, entre un 4% y un 6% y aunque a simple vista esto podría sugerir que el vino es más perjudicial, en la práctica no resulta así, ya que al final depende de la cantidad de alcohol que se consume. Una noche solo con cuatro cervezas implica casi el mismo o más alcohol que dos copas de vino, y con más volumen calórico total, sin sumarle los alimentos que puedas ingerir.