En tiempos de incertidumbre laboral, hay ayudas que no solo ofrecen oxígeno económico, sino que también construyen un puente hacia una vejez más digna. Ese es el caso del subsidio para mayores de 52 años, una prestación gestionada por el Servicio Publico de Empleo Estatal (SEPE) que cada vez adquiere más protagonismo por su doble impacto: da soporte mensual a personas desempleadas y cotiza para su futura pensión de jubilación.
Destinado a quienes, tras años de trabajo, se encuentran fuera del mercado laboral y ven cómo las oportunidades se esfuman con la edad, el subsidio del SEPE se convierte en una herramienta vital. Su importancia va mucho más allá de una ayuda económica: permite seguir sumando cotizaciones a la Seguridad Social, lo que marca la diferencia al momento de retirarse.
3Quiénes pueden solicitar esta ayuda

Para acceder a esta prestación, es necesario cumplir con una serie de requisitos bastante concretos. El primero y más obvio es tener 52 años o más y estar en situación de desempleo, habiendo agotado previamente la prestación contributiva por desempleo.
No obstante, el SEPE contempla ciertas excepciones que amplían el rango de personas que pueden beneficiarse del subsidio. Por ejemplo, pueden solicitarlo también quienes trabajan a tiempo parcial, emigrantes retornados, liberados de prisión o aquellos que hayan cotizado entre 90 y 359 días durante su vida laboral, siempre que cumplan con el resto de las condiciones.
Uno de los requisitos más relevantes y a veces menos conocidos es el de los límites de ingresos personales. El SEPE exige que los ingresos mensuales no superen el 75% del Salario Mínimo Interprofesional, lo que para 2025 se traduce en un tope que ronda los 900 euros mensuales. Asimismo, es obligatorio estar inscrito como demandante de empleo en el SEPE o en el servicio de empleo autonómico correspondiente, como el SAE en Andalucía.