Especial 20 Aniversario

La resurrección milagrosa de Sinner levanta chispas en Wimbledon

Cuando todo indicaba que Jannik Sinner se despediría antes de tiempo de Wimbledon, una situación inesperada cambió por completo el destino del partido. El número uno del mundo no encontraba respuestas ante un inspirado Grigor Dimitrov, que se había adueñado del juego desde el inicio. El búlgaro jugaba suelto, con confianza, y cada punto suyo era una estocada directa al corazón del favorito.

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La central del All England Club presenciaba un dominio total. Dimitrov ganaba dos sets a cero y parecía encaminado hacia una de las victorias más resonantes de su carrera.

Sinner Fuente: Atp
Sinner Fuente: Atp

Su servicio era implacable y su movilidad, precisa. Pero en un deporte tan exigente, el cuerpo muchas veces impone sus límites. En el tercer set, con el marcador igualado, un mal gesto físico cambió todo. La caída fue dura, con gestos de dolor evidentes. No hubo forma de que pudiera continuar.

Una batalla que prometía ser histórica

Desde el primer intercambio quedó claro que Dimitrov no había viajado a Londres para cumplir. Lejos de intimidarse por el ranking de su rival, entró a la pista decidido a imponer condiciones. Sus estadísticas en el primer set lo dicen todo. Con seis aces y un 95% de efectividad con su primer saque, firmó una actuación digna de los grandes escenarios.

En el segundo parcial, repitió la receta. Quebró temprano, volvió a castigar con su servicio y dejó sin reacción a Sinner, que no lograba encontrar el ritmo. El italiano lucía apagado, sin precisión, y ni siquiera el aliento del público lograba encenderlo.

En el Palco Real, la mirada atenta de Roger Federer acompañaba un desarrollo que pocos esperaban. No era un mal día del número uno, era una gran noche del búlgaro.

Sinner encuentra oxígeno cuando todo era sombra

Con el partido cuesta arriba, Sinner no se entregó. Intentó recuperar terreno en el segundo set, llegó a empatar 5-5, pero fue en vano. Dimitrov volvió a apretar el acelerador y cerró el parcial con autoridad. La central empezaba a prepararse para una despedida prematura del gran favorito del torneo. Pero en el deporte, nada está dicho hasta que se juega el último punto.

Tras una pausa técnica por el cierre del techo y ajustes en la iluminación, el italiano cambió de plan. Apostó por un tenis más conservador, bajó el riesgo y dejó que el desgaste hiciera su parte. La estrategia dio resultado.

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En el tercer set, con todo igualado, Dimitrov ejecutó un ace impecable, pero acto seguido quedó paralizado por el dolor. Ya no pudo seguir. La ovación fue para ambos, pero Sinner, inesperadamente, seguía en carrera.

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