La renovación de Javi Puado ha sacudido el corazón del Espanyol. No solo por lo que significa en lo deportivo, sino por todo lo que representa a nivel emocional. El delantero, que ahora se convierte en emblema blanquiazul, firmó hasta 2030 y fue bautizado como el nuevo “jugador franquicia”.
Una etiqueta que tiempo atrás parecía reservada para Joan García, pero que hoy tiene nuevo dueño. Aunque nadie lo nombró directamente, el mensaje fue claro. El club ya eligió a su nueva bandera, y esa decisión no pasó desapercibida.
5Franquicia emocional y deportiva

El Espanyol no solo renovó a un delantero. Renovó su esencia. Al definir a Puado como su “jugador franquicia”, le dio un lugar de privilegio reservado solo a los imprescindibles. Ese rótulo va más allá de lo táctico. Habla de liderazgo, de pertenencia, de identidad.
Joan García podría haber sido ese rostro, pero eligió otro camino. Puado recogió el testigo en silencio. El club habló por él. Y la afición entendió el mensaje sin necesidad de más palabras.