La renovación de Javi Puado ha sacudido el corazón del Espanyol. No solo por lo que significa en lo deportivo, sino por todo lo que representa a nivel emocional. El delantero, que ahora se convierte en emblema blanquiazul, firmó hasta 2030 y fue bautizado como el nuevo “jugador franquicia”.
Una etiqueta que tiempo atrás parecía reservada para Joan García, pero que hoy tiene nuevo dueño. Aunque nadie lo nombró directamente, el mensaje fue claro. El club ya eligió a su nueva bandera, y esa decisión no pasó desapercibida.
1De promesas a decisiones que marcan caminos

Hasta hace poco, Joan García era visto como la gran esperanza de futuro. Salido de la cantera, querido por la afición, con proyección y liderazgo. Parecía destinado a guiar el nuevo proyecto desde adentro. Pero su fichaje por el FC Barcelona cambió todo.
Al mismo tiempo, Puado recibía ofertas importantes desde clubes con más recursos y visibilidad. Eligió quedarse. No fue una simple firma, fue una declaración. Prefirió al club que lo vio crecer, al escudo que siempre defendió. Mientras uno se marchó al rival de toda la vida, el otro decidió liderar desde casa.