A punto de aprobarse la esperada Ley de Movilidad Sostenible, el sistema de etiquetas ambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT) vuelve a colocarse en el centro del debate. El nuevo marco normativo, que el Gobierno espera sacar adelante este mes de julio, abre la puerta a una profunda revisión en los criterios que determinan si un coche merece lucir el distintivo ECO o CERO.
Este posible cambio, que se gestará a través de un informe técnico interministerial, podría suponer una auténtica revolución en el modo de clasificar los vehículos por su impacto ambiental. Sobre todo, para los coches híbridos, que hasta ahora han disfrutado de un trato privilegiado dentro del sistema actual de la DGT.
4Un nuevo etiquetado más justo: lo que reclaman los expertos

Más allá del calendario, lo que realmente está en juego es cómo se construirá el nuevo sistema de la DGT. Y aquí es donde surgen los grandes desafíos.
Hasta ahora, la DGT ha otorgado sus etiquetas en base casi exclusivamente al tipo de motorización: diésel, gasolina, híbrido, eléctrico o enchufable. Pero esta clasificación, pensada hace casi una década, ha quedado desactualizada frente al avance tecnológico y la variedad de sistemas de propulsión que hoy encontramos en el mercado.
Los expertos reclaman que se incorporen criterios basados en emisiones reales. Es decir, que se tenga en cuenta cuántos gramos de CO2 emite un vehículo en condiciones normales de conducción, no solo en laboratorio. Además, también se pide revisar otros factores como la autonomía eléctrica real de los híbridos enchufables, la eficiencia del sistema de recuperación de energía o la capacidad de circular en modo cero emisiones durante trayectos urbanos.
Todo esto podría acabar reflejándose en un etiquetado más afinado y escalonado, que premie de forma justa a los vehículos que realmente contaminan menos y penalice a aquellos que, pese a su tecnología híbrida, tienen un impacto ambiental mayor.