Cuando ves esos enormes molinos de viento girando en el mar, justo en el horizonte, lo primero que piensas probablemente sea en la energía limpia. Pero lo que mucha gente no imagina es todo lo que hay detrás para que esas estructuras estén ahí plantadas, funcionando día y noche. Montar un parque eólico marino es una locura logística de otro nivel. Y ahí es donde entran los servicios logísticos especializados en offshore wind, que hacen que algo tan complejo parezca casi fácil.
Energía del viento, pero bien organizada
El offshore wind es básicamente energía eólica, pero llevada mar adentro. ¿Por qué en el mar? Porque hay más viento, es más constante, y no molesta a nadie. Pero también tiene sus complicaciones: no puedes llevar un molino en un cambión y colocarlo sin más en el suelo. Todo lo que se necesita para montar un parque eólico offshore es grande, pesado y difícil de mover. Las palas, por ejemplo, pueden medir más que un campo de fútbol. Las torres son como edificios de diez pisos. Y la base que las sujeta al fondo marino es otro monstruo.
Por eso, para que todo funcione, hay que tener un plan. Uno muy detallado. Ahí es donde los servicios logísticos se convierten en el pilar del proyecto. No solo se trata de transportar piezas gigantes, sino de coordinar todo un ecosistema: barcos especiales, puertos acondicionados, almacenes intermedios, personal cualificado y un control del tiempo casi obsesivo.
Barcos que hacen mucho más que flotar
No vale con cualquier barco. Para trabajar en offshore wind, se utilizan embarcaciones muy específicas. Algunas están diseñadas para quedarse quietas en medio del mar durante días, aunque haya viento fuerte o corriente. Se apoyan en el fondo marino con patas hidráulicas y se transforman en plataformas de trabajo estables. Otras, como los SOV (Service Operation Vessels) o CSOV (Commissioning SOV), están hechas para transportar técnicos e ingenieros, junto con todo lo necesario para mantener en forma cada turbina.
Y no olvidemos las embarcaciones CTV, que llevan y traen personal como si fueran taxis del mar. Eso sí, bastante más sofisticados. Todo esto tiene que estar perfectamente coordinado. Si falla un barco o se retrasa, la operación entera se queda en pausa. Por eso, la planificación logística es tan estricta y requiere un control constante en tiempo real.
El RS Alegranza y su papel en todo esto
Un buen ejemplo de esta evolución es el RS Alegranza, un barco que no solo transporta cosas, sino que participa activamente en los trabajos offshore. Está equipado con sistema de posicionamiento dinámico, es decir, puede mantenerse completamente estable en medio del mar, sin necesidad de anclarse. Esto es vital cuando tienes que montar estructuras de cientos de toneladas con una precisión milimétrica.
El barco, perteneciente a la empresa de servicios de logística global Suardiaz, tiene capacidad para más de 60 personas, helipuerto, talleres a bordo y espacio para cargar todo tipo de equipos. No es un simple medio de transporte: es una pieza clave del engranaje que hace posible que un parque eólico marino funcione desde el primer tornillo hasta el último sensor.
Montar un parque eólico marino no es como montar una estantería
Hay que tenerlo todo controlado desde mucho antes de que lleguen las piezas al puerto. Primero se estudia el terreno marino, se hacen pruebas, se pide permiso a medio planeta y se construyen estructuras de soporte en tierra. En paralelo, las piezas de cada turbina se fabrican en diferentes lugares del mundo. Una pala puede venir de Dinamarca, la torre de España y la góndola de Alemania. ¿Quién se encarga de reunir todo eso en un solo punto y llevarlo donde toca? Exacto: los expertos en servicios de logística para offshore wind.
Se usan puertos especializados, llamados “hubs logísticos offshore”, con muelles reforzados y grúas gigantes capaces de mover estas piezas como si fueran cajas de cartón. Una vez montadas parcialmente en tierra, las estructuras viajan por mar y se instalan en su ubicación definitiva, a veces a 40 o 50 kilómetros de la costa.
Nada se improvisa en el mar
La diferencia entre que una turbina funcione o no puede depender de un cable que no llegó a tiempo o una herramienta olvidada. Por eso la logística no termina con la instalación. El mantenimiento también requiere planificación. Los equipos tienen que acceder a las turbinas, revisarlas, reparar lo que esté mal, y volver sin incidentes. En muchos casos, el trabajo depende de que haya una “ventana de buen tiempo” de unas pocas horas.
Todo esto es responsabilidad de los operadores logísticos, que coordinan rutas, tripulaciones, equipos y hasta repuestos. Muchas veces trabajan con simuladores, software de predicción climática y planificación dinámica. Porque el mar no espera, y una turbina parada significa energía que se pierde.
Una maquinaria que no se ve pero que lo mueve todo
La energía que llega a casa desde un parque eólico marino es solo la punta del iceberg. Lo que no se ve (los barcos, los puertos, las rutas de transporte, los equipos técnicos) es igual o más importante. Y ahí es donde brilla el trabajo de las empresas de logística global. No solo mueven cosas: mueven proyectos, soluciones y energía futura.
No es casualidad que cada vez más navieras y operadores logísticos estén invirtiendo en barcos diseñados especialmente para offshore wind. Es una apuesta clara por un sector que no deja de crecer, y que exige una logística precisa, flexible y con visión a largo plazo.