Cambiar la forma en que comemos no tiene por qué ser sinónimo de sufrimiento. Según la doctora Trisha Pasricha, médica y docente de la Universidad de Harvard, los verdaderos cambios se logran cuando son progresivos, sostenidos y realistas. Por eso, compartió un conjunto de consejos basados en evidencia científica que prometen transformar la relación con las alimentación sin necesidad de dietas extremas.
En lugar de imponer restricciones abruptas, la especialista propone modificaciones pequeñas pero consistentes, que permiten mejorar la salud digestiva, prevenir enfermedades y mantener el bienestar general a largo plazo. Su enfoque de alimentación está pensado para quienes buscan resultados duraderos y no soluciones temporales.
3Una alimentación basada en ciencia: fibra, granos y productos reales

Uno de los pilares fundamentales en la propuesta de la doctora Pasricha es el consumo de fibra. La evidencia científica más reciente señala que una ingesta diaria de entre 22 y 34 gramos de fibra mejora significativamente la salud intestinal y reduce el riesgo de enfermedades crónicas. Para lograrlo, la médica recomienda incorporar una mayor variedad de plantas y alimentos fermentados.
Los granos enteros también ocupan un lugar clave en esta alimentación. En lugar de consumir arroz o pan blanco, se sugiere optar por versiones integrales que conservan el salvado y el germen, partes esenciales del grano que concentran buena parte de sus nutrientes. Este cambio simple puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal y favorecer la salud cardiovascular.
Además, la doctora señala que uno de los grandes enemigos de nuestra alimentación actual son los alimentos ultraprocesados. Estos productos, repletos de aditivos, grasas trans y azúcares ocultos, alteran el equilibrio de la microbiota intestinal, generando malestares y afectando el sistema inmunológico. Por eso, su consejo es claro: menos productos de paquete y más alimentos reales.