El Real Madrid de Chus Mateo volvió a dejar en claro que su grandeza no es solo una herencia del pasado, sino una realidad muy presente. En una final que no dio espacio para sorpresas, el conjunto blanco dominó con autoridad a Valencia Basket, cerrando la serie por 3-0 y alzándose como campeón de la Liga Endesa 2024-25. La Fonteta, que vivió su último partido como hogar del equipo taronja, fue testigo de un desenlace sin grietas.
Desde el arranque de la serie, el equipo de Chus Mateo impuso condiciones con un juego firme, intenso y altamente efectivo. Valencia luchó, pero no logró contener la maquinaria blanca, que fue superior en todos los rubros.

Sin dar opción a una hipotética remontada, el Real Madrid finiquitó la eliminatoria con contundencia. Con este nuevo trofeo, el club suma su título número 38 en la liga española, reafirmando su hegemonía en el baloncesto nacional.
El Real Madrid de Chus Mateo celebra en la Fonteta una conquista memorable
Con su tercera victoria consecutiva en la serie final, el Real Madrid firmó una actuación impecable y celebró sobre el parqué de la Fonteta, en el que fue el cierre definitivo del histórico recinto para el Valencia Basket. Levantar el trofeo en ese escenario tuvo un simbolismo especial. Fue el broche de oro a una temporada que, aunque tuvo altibajos, terminó en lo más alto.
Las emociones estaban a flor de piel dentro del vestuario. Las declaraciones de Usman Garuba y Mario Hezonja dieron cuenta de la mezcla de satisfacción y ambición que reina en el equipo. Hezonja, sin rodeos, reconoció el valor de este campeonato, pero dejó claro que el objetivo es siempre más grande.
En el Real Madrid no hay espacio para relajarse. Incluso en plena celebración, la mentalidad competitiva siguió siendo protagonista.
La era Chus Mateo se consolida con ambición y futuro
Este campeonato no solo suma un nuevo trofeo a las vitrinas del club blanco, también ratifica el crecimiento de la era Chus Mateo. Con un balance de 39 victorias y apenas cinco derrotas, el equipo cerró una fase regular brillante, y lo más importante, supo responder en los momentos de máxima presión. El entrenador supo construir un grupo sólido, competitivo y enfocado, que terminó el curso en su mejor nivel.
La mirada en Valdebebas ya está puesta en el futuro. Con un Facundo Campazzo determinante como MVP de la final, la presencia dominante de Walter Tavares en la pintura y las actuaciones prometedoras de jugadores como Andrés Feliz y Bruno Fernando, el horizonte del equipo es más que alentador.
El grito de campeón retumbó fuerte, pero en el Real Madrid de Chus Mateo, la ambición no se detiene. La próxima temporada ya se empieza a jugar desde hoy.
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