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La alimentación en el trabajo: la clave invisible del bienestar y la productividad

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En nuestra rutina diaria, la alimentación suele quedar relegada a un segundo plano. Pero la realidad es clara: lo que comemos condiciona no solo nuestra salud, sino también nuestro bienestar, rendimiento y productividad. En particular, los hábitos alimenticios durante la jornada laboral ejercen un impacto directo sobre cómo respondemos ante los desafíos físicos e intelectuales.

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Muchos trabajadores enfrentan jornadas largas y comen fuera de casa, en condiciones que a menudo propician elecciones poco saludables. Esto genera consecuencias visibles y silenciosas: desde cansancio persistente y somnolencia, hasta problemas digestivos y enfermedades crónicas. Reconocer y modificar estos patrones de alimentación es esencial para mejorar la calidad de vida personal y colectiva.

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Rutinas laborales y elecciones alimentarias poco saludables

Rutinas laborales y elecciones alimentarias poco saludables
Fuente: Agencias

Las prisas, la escasez de tiempo y las opciones limitadas hacen que muchos trabajadores opten por comidas grasosas, altas en sal y condimentos, o bebidas con exceso de azúcar y cafeína. Comer apurado y fuera de horarios establecidos se ha vuelto la norma. Estas costumbres suelen provocar gastritis, acidez, estreñimiento y alteraciones metabólicas.

El sistema digestivo sufre el impacto constante, y con el tiempo aparecen problemas más graves como el colesterol alto o riesgos cardiovasculares. Además, la sensación de cansancio acumulado se vuelve crónica y difícil de revertir. En consecuencia, la jornada laboral pierde calidad y el bienestar personal se resiente profundamente.

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