Robert Navarro está a punto de convertirse en nuevo jugador del Athletic Club de Bilbao, pero su llegada al conjunto bilbaíno no está exenta de polémica. El centrocampista, que este año ha estado jugando en el RCD Mallorca después de su paso por la Real Sociedad, ha vuelto a cerrar una etapa dejando más interrogantes que certezas. La confirmación de su fichaje por el Athletic no ha hecho más que avivar las críticas de parte de la afición bermellona, que no ha terminado satisfecha con su rendimiento ni con su actitud durante la temporada.
Y es que no es la primera vez que Robert Navarro abandona un club envuelto en ruido. Ya en su paso de la Real Sociedad al Mallorca se habló de un supuesto acuerdo encubierto con el Athletic, que ahora se confirma un año más tarde. Muchos consideran que su rendimiento en el conjunto balear estuvo condicionado por ese compromiso no oficial, y que su bajo nivel fue intencionado para evitar lesiones y llegar en perfectas condiciones físicas a Lezama.

Una salida que no gusta en Mallorca
En Palma no han dudado en expresar su malestar con Robert Navarro. Parte de la afición considera que el jugador se «borró» en los momentos clave del curso, acusándole de no involucrarse con el objetivo del equipo. Aunque las estadísticas no reflejan una caída estrepitosa, la percepción general es que Navarro no dio todo lo que podía dar, y muchos lo atribuyen a su inminente fichaje por el Athletic.
En ese contexto, el nombre de su representante también ha cobrado protagonismo. Desde hace tiempo se señala que el agente de Robert Navarro es quien sugiere las estrategias que terminan desembocando en salidas polémicas. Ya ocurrió en su marcha del Mónaco, después en la Real Sociedad, y ahora parece repetirse el patrón en Mallorca. La planificación, según diversas fuentes, habría incluido no arriesgarse físicamente en los últimos partidos para llegar fresco y sin lesiones a la pretemporada del Athletic.
Una reputación en entredicho
El fichaje de Robert Navarro por el Athletic Club de Bilbao ilusiona por lo que el jugador puede aportar en lo futbolístico, pero no está exento de riesgo. Su historial de salidas conflictivas puede levantar dudas en un vestuario que, con Ernesto Valverde al frente, apuesta por la estabilidad y el compromiso. En Bilbao, la afición valora tanto el talento como el sentimiento de pertenencia, y Navarro tendrá que ganarse la confianza del entorno desde el primer día.
Lo cierto es que, con apenas 22 años, Robert Navarro ya ha generado más ruido del que muchos consideran deseable en un futbolista con proyección. Si quiere triunfar en el Athletic, deberá cambiar la narrativa que le rodea. El talento lo tiene, pero ahora su mayor reto será demostrar madurez, compromiso y, sobre todo, una implicación total en un club donde el escudo y la actitud pesan tanto como el rendimiento en el campo.
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