En medio del ceremonial que rodea a Felipe VI y Letizia, hay detalles que raramente se exponen. Uno de ellos, según apuntarían diversos medios y observadores de la Casa Real citados por EN Blau, es el supuesto rechazo que la reina sentiría hacia un problema crónico que afecta al rey desde su juventud.
No estamos hablando de protocolos o de la agenda oficial, sino de un trastorno personal que habría impactado directamente en la convivencia del matrimonio entre Felipe VI y Letizia, haciendo que esta última sintiera rechazo o repulsión, según indican las fuentes citadas por el medio mencionado.
1Una compulsión crónica que afecta la imagen del rey Felipe VI
Aparentemente, el rey Felipe VI ha vivido durante décadas con un trastorno impulsivo: el hábito compulsivo de morderse las uñas, conocido médicamente como onicofagia. Aunque parecería un acto inofensivo o ligado al nerviosismo puntual involuntario, los expertos en general vinculan el diagnóstico a una conducta que puede tener raíces en la ansiedad o el estrés. En el caso del monarca, ha sido captado en algunas ocasiones con los dedos vendados o con heridas, lo que habría despertado el interés de los periodistas y el personal del entorno de Zarzuela.
Cuando se revisan a fondo imágenes oficiales, en muchas de ellas se pueden apreciar sus manos ocultas, posturas cuidadas o incluso el uso de vendaje para disimular el daño. Sin embargo, las fotografías más naturales, que han sido tomadas durante eventos informales o viajes, muestran con claridad los efectos de la onicofagia en Felipe VI. Según algunas fuentes cercanas a la institución y citadas por EN Blau han indicado que: «cuando el calendario institucional se intensifica o hay tensiones políticas, sus manos lo reflejan con crudeza». Pilar Eyre, aunque no ha abordado explícitamente el tema, ha comentado alguna vez que el rey Felipe VI «tiene una «manía» con sus manos, que puede incluir el acto de morderse las uñas».
El malestar de Letizia frente al problema de su esposo
La reina Letizia, quien es conocida por su perfil perfeccionista y su obsesión por la imagen pública, no habría logrado empatizar con esta condición de su marido. De acuerdo con lo que se estaría comentando en ciertos círculos cercanos al matrimonio real, el estado de las manos de Felipe VI le resultaría desagradable a nivel estético, pero también le generaría una especie de repulsión aunada a preocupaciones higiénicas.
Según detalló la revista Lecturas en una de sus publicaciones, «Letizia no disimula su incomodidad cuando ve las manos heridas o maltratadas del rey. Hay gestos involuntarios que delatan su disgusto, incluso en actos públicos». Este rechazo en público, aunque sutil, se haría más evidente en la privacidad del matrimonio. La convivencia diaria con una persona que presentaba heridas abiertas frecuentes en las manos, que en ocasiones sangraban o estaban cubiertas por vendaje, pudo generar aún más distanciamiento en la pareja.
Pero, no es la única enfermedad que padecería Felipe VI. Hace unos años, el conocido periodista Jaime Peñafiel daría los detalles de una segunda enfermedad, en su columna semanal en el digital República.com, esta condición médica, aunque minoritaria del rey, es la Narcolepsia. No es un trastorno de autolesión como el de las manos, pero también es preocupante considerando que es alguien que pilotaba coches y aviones del ejército cuando era soldado. El cronista lo confesó en un libro: «Era un niño malcriado, flojo en sus estudios, con faltas de asistencia y puntualidad y déspota. Con un grave problema añadido: el sueño. Su pubertad le provocaba cierta vagancia, somnolencia y falta de interés general. Se quedaba dormido hasta de pie. Si estaba sentado, Felipe se dormía. Padece narcolepsia».
