Los fans del artista puertorriqueño Bad Bunny se llevaron una sorpresa nada agradable al intentar adquirir entradas para sus conciertos en España. La emoción por ver al ídolo del trap y reguetón en directo se vio empañada por el elevado precio final de las entradas, disparado por una suma de conceptos adicionales. Ante esta situación, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha alzado la voz y presentado una denuncia que podría marcar un antes y un después en la venta online de espectáculos musicales.
La OCU ha señalado directamente a la plataforma Ticketmaster por prácticas que califica de «irregulares y abusivas«, lo que ha motivado una denuncia formal ante la Subdirección General de Inspección y Procedimiento Sancionador del Ministerio de Consumo. El caso no solo afecta a los conciertos de Bad Bunny, sino que pone bajo la lupa un sistema de comercialización que podría estar vulnerando derechos básicos del consumidor.
2La denuncia formal de la OCU: una llamada a la transparencia

La denuncia de la OCU no es un gesto simbólico. Ha sido dirigida a la Subdirección General de Inspección y Procedimiento Sancionador del Ministerio de Consumo, con una solicitud clara: que se abra un expediente a Ticketmaster por lo que consideran una práctica abusiva y opaca. Para la organización, este tipo de cargos deberían estar plenamente justificados, detallados desde el inicio del proceso de compra y, sobre todo, ser reembolsables en caso de cancelación o cambio.
“Nos encontramos ante una situación que perjudica claramente al consumidor y va en contra de los principios de buena fe contractual”, indican desde la OCU. A esto se suma una crítica recurrente de la organización: el hecho de que el coste de los gastos de gestión recaiga sobre el comprador y no sobre el vendedor del servicio, como sería lógico en otras transacciones comerciales.
La OCU también ha pedido que se legisle con mayor claridad sobre los precios dinámicos. Consideran que la normativa actual no contempla con suficiente precisión cómo debe aplicarse esta estrategia comercial en la venta de entradas, lo que deja espacio a interpretaciones y, en consecuencia, a posibles abusos.