Durante décadas, la pescadería de toda la vida ha sido un rincón habitual en los supermercados: un mostrador lleno de hielo, pescado fresco y una cola que avanza lentamente mientras uno decide si llevar merluza, dorada o salmón. Pero esa escena, tan familiar como tradicional, está a punto de desaparecer tal y como la conocemos. Y el responsable del cambio no es otro que Mercadona, que ha iniciado una transformación silenciosa, pero contundente, en su manera de vender pescado fresco.
La cadena valenciana, líder indiscutible del sector en España, ha comenzado a sustituir el mostrador de pescado por un sistema mucho más ágil y práctico. Lo que propone Mercadona no es solo una reorganización de espacios: es un nuevo modelo de pescadería que promete cambiar los hábitos de millones de consumidores.
3Adaptarse o quedarse atrás: el cliente marca el camino

Este cambio profundo en las pescaderías de Mercadona no ha sido un capricho de diseño, sino la consecuencia directa de un estudio de mercado detallado. La empresa ha detectado que el cliente actual demanda soluciones prácticas, rápidas y sin complicaciones.
Durante los últimos años, Mercadona ha reforzado su política de escuchar activamente a sus consumidores. Lo hace a través de su modelo de coinnovación, basado en la observación directa de los hábitos de compra y en una escucha constante a través de sus canales de atención.
Los resultados fueron claros: el cliente quiere comprar pescado fresco, pero no siempre tiene tiempo para esperar ni ganas de explicarle al pescadero cómo quiere que le fileteen la lubina. El nuevo sistema responde directamente a esa demanda.