Este sábado 17 de mayo se celebra la final de Eurovisión 2025, con las esperanzas españolas puestas en la actuación de Melody y con La 1 de RTVE retransmitiendo un festival que cada año siguen más personas en directo. Sin embargo, nuevamente sobrevuela una problemática sobre el certamen: la participación de Israel y la permisividad de la Unión Europea de Radiodifusión (UER).
Se ha generado mucha controversia acerca de que Eurovisión permita la actuación de Israel mientras bombardea Gaza en Palestina, más cuando Rusia sí fue vetada tras el inicio de la guerra de Ucrania. La artista Yuval Raphael se clasificó para la final a través de las votaciones de la semifinal del jueves y actúa este sábado, con las apuestas situándola en el top 10 de la tabla clasificatoria (en el momento de escribir estas líneas, en sexta posición).
La cantante estuvo presente en los atentados que el 7 de octubre Hamás realizó sobre Israel. Su canción, titulada ‘October Rain’, fue modificada previamente por la UER para evitar referencias evidentes al conflicto entre Israel y Palestina, pasándose a llamar ‘New Day Will Rise’, pero escondiendo claramente un mensaje. Uno que no ha podido evitar las protestas que, tanto en el exterior como en el interior del recinto de Basilea (Suiza, lugar de la final de esta edición), se han ido produciendo durante toda esta semana.

De hecho, en los ensayos generales de la segunda semifinal del jueves, seis personas fueron expulsadas por la organización por desplegar banderas palestinas y abuchear a Yuval Raphael en mitad de la representación. Según fuentes de la televisión suiza, las medidas de seguridad han tenido que ser reforzadas, y la tensión no ha hecho más que aumentar en torno a esta problemática.
RTVE toma medidas, pero «insuficientes» para muchos
Asimismo, un grupo de 72 artistas eurovisivos de antiguas ediciones se han unido en una carta para pedir la expulsión de Israel de Eurovisión. «Nos unimos para declarar que la complicidad de la UER con el genocidio de Israel debe cesar», apuntan, cargando duramente contra la postura de la UER, a la que consideran cómplice de un genocidio.
En medio de todo este conflicto, están las televisiones. La retransmisión oficial ha sido duramente criticada por la realización durante las actuaciones de Israel por ocultar las manifestaciones contrarias que se produjeron desde el público, desde pitos hasta banderas de Palestina que se mostraron.
En el caso de España, hay que destacar que RTVE no se ha quedado callada y es una de las cadenas públicas que ha puesto en entredicho la posición de Eurovisión con Israel. A través de un comunicado firmado por el presidente de la televisión pública José Pablo López y dirigido a la Unión Europea de Radiodifusión (UER), se ha solicitado «la apertura de un debate en el seno de la organización sobre la participación de la televisión pública de Israel (KAN)».
La UER admitió que son conscientes de las «preocupaciones y opiniones profundamente arraigadas en torno al conflicto en Oriente Medio», pero afirmó que todos los miembros de la UER son elegibles para competir y no ha dejado más novedades. La cosa no ha llegado a buen puerto y las sospechas crecen -más cuando uno de los principales patrocinadores de Eurovisión es israelí-, mientras buena parte de la audiencia cree que RTVE se está quedando a medias y no castiga de verdad a Eurovisión, cancelando la emisión o, al menos, no mostrando la actuación de Israel en directo ni nada que tenga que ver con la participación eurovisiva del país.
En este contexto, el grupo parlamentario Sumar presentó una iniciativa en el Congreso de los Diputados para que RTVE aclare su posición institucional al respecto. A través de un documento registrado en la Cámara Baja, pregunta si la participación de Israel es «compatible con los valores democráticos y de derechos humanos» que una cadena como RTVE debe representar como medio público. Izquierda Unida, por su parte, ha solicitado directamente que La 1 no emita la participación de Israel en el festival.

Buenafuente y los comentaristas de RTVE sí alzan la voz contra Israel en Eurovisión
Esta posición de RTVE, atada de pies y manos entre la crítica al festival por la participación pero la necesidad de emitir el festival y, por tanto, la actuación del país y de la artista, contrasta un poco con los gestos que sí han tenido los propios presentadores de la cadena pública. Sin ir más lejos, Julia Valera y Tony Aguilar, comentaristas de Eurovisión durante las semifinales y la final, sí acabaron atreviéndose a hablar claro sobre el conflicto en directo.
Aguilar contó que Yuval Raphael resultó herida en los atentados de Hamás del 7 de octubre, pero quiso ser valiente y pronunciar en voz alta en medio de la retransmisión de la segunda semifinal que «las víctimas de los ataques de Israel en Gaza superan los 50.000, y entre ellas 15.000 son niños, según las Naciones Unidas».

Su compañera Valera recordó lo que ya te hemos contado, que RTVE ha solicitado a la organización de Eurovisión abrir un debate sobre la participación de Israel en el certamen, dejando claro que no es una acción contra el país en sí. «No es una petición contra ningún país, es un llamamiento por la paz, la justicia y el respeto de los derechos humanos, acorde con la vocación integradora y pacífica de Eurovisión», explicaba.
Una diva es valiente, pero algunos organizadores no
Andreu Buenafuente, en ‘Futuro Imperfecto’, sobre Eurovisión e Israel
Otro miembro de la cadena pública, Andreu Buenafuente, fue más allá en el segundo episodio de su programa ‘Futuro Imperfecto’, que se emite los jueves por la noche en La 1. «Había más posibilidades de que Israel no participara por una mala canción que por un genocidio. Una diva es valiente, pero algunos organizadores no«, sentenció el presentador y cómico, que lleva dos emisiones y las dos por encima del 10 % de share en un horario muy disputado.
Buena parte de la audiencia ha aplaudido su valentía por hablar abiertamente de «genocidio» y por denunciar la participación de Israel en el certamen, aunque otros tantos no entienden cómo RTVE no es igual de valiente y no toma medidas más fuertes contra la participación de Israel y, en general, con la emisión de Eurovisión. Se queda a medias en una «guerra tibia» que, para muchos, resulta insuficiente.