Especial 20 Aniversario

Desmontamos el mito: ¿Usar el móvil en la gasolinera es realmente peligroso?

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La advertencia es omnipresente en todas las estaciones de servicio españolas: prohibido utilizar el teléfono móvil mientras reposta. Este mito sobre el peligro potencial de una explosión provocada por nuestros dispositivos ha perdurado durante décadas, generando temor entre conductores y provocando que muchos guarden celosamente sus teléfonos antes de bajar del vehículo. Sin embargo, la ciencia y los expertos en seguridad llevan años cuestionando la veracidad de esta creencia tan arraigada en nuestra sociedad.

La persistencia de este tipo de prohibiciones nos lleva a reflexionar sobre cuántas precauciones que tomamos a diario están realmente fundamentadas en hechos científicos comprobables. Los carteles que advierten sobre el riesgo de explosión por usar móviles mientras repostamos combustible se han convertido en parte del paisaje habitual de nuestras gasolineras, pero pocas personas conocen el origen de esta prohibición o han presenciado algún incidente real relacionado con teléfonos y combustible. ¿Estamos ante un mito urbano convertido en norma o existe un peligro genuino que justifique esta limitación?

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LA CIENCIA DESMONTA EL MITO: ¿QUÉ DICEN REALMENTE LOS EXPERTOS?

Fuente: Freepik

Los investigadores del Instituto de Seguridad Energética y diversos organismos internacionales han realizado múltiples estudios sobre este fenómeno en las últimas dos décadas. Los resultados son contundentes: la probabilidad de que un teléfono móvil provoque la ignición de vapores de combustible es prácticamente nula en condiciones normales de uso. La energía que emite un móvil durante una llamada o al recibir datos es insuficiente para generar la chispa necesaria que pudiera inflamar los vapores de la gasolina, desmontando así el principal argumento que sostiene este mito tan extendido en nuestra sociedad.

El profesor Carlos Gutiérrez, especialista en seguridad industrial de la Universidad Politécnica de Madrid, ha explicado en diversas publicaciones científicas que para que se produzca una ignición son necesarios tres elementos: combustible (en este caso los vapores de gasolina), oxígeno y una fuente de energía suficiente para provocar la combustión. La batería de un teléfono móvil convencional opera a voltajes demasiado bajos como para generar una chispa capaz de iniciar el proceso de combustión, y las radiofrecuencias que emite el dispositivo tampoco alcanzan niveles energéticos suficientes para representar un riesgo real en el entorno de una gasolinera.