Este miércoles 7 de mayo da inicio en la Capilla Sixtina del Vaticano el cónclave para elegir nuevo papa, dieciséis días después del fallecimiento del pontífice Francisco I (Mario Bergoglio). Un total de 133 cardenales electores se encierran tras acudir a Roma a inicios de semana, tal y como ha confirmó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, este lunes.
El mismo día, más de una veintena de cardenales abordaron diferentes temas relevantes para la Iglesia Católica, como la naturaleza misionera de la institución, el papel de la mujer en la Iglesia y de Cáritas en la defensa de los pobres, el cuidado del planeta o la educación de los hijos. Lo han hecho en la undécima congregación general, donde también se expresó preocupación por la guerra y por las divisiones dentro de la propia Iglesia.
Con más de 4.000 periodistas acreditados, muchos de los cardenales hablaron de lo que esperan del nuevo papa: «un pastor cercano a la gente, que sea puerta de comunión y que reúna a todos los fieles en un mundo donde el orden global está en crisis. Desean que el nuevo pontífice sea «un papa pastor», antes de dirigirse de Casa Santa Marta a la Capilla Sixtina en rutas protegidas, incluso a pie.
Los favoritos para nuevo papa de la Iglesia Católica
Hay que destacar que la lista inicial de cardenales era de 135, pero dos renunciaron por motivos de salud. El arzobispo emérito de Valencia, Antonio Cañizares, ha excusado su participación por estas mismas razones, dejando en un total de seis los cardenales españoles que participan en el cónclave, cuya duración es desconocida.
Tres son miembros de la Conferencia Episcopal Española (CEE): el arzobispo de Madrid, José Cobo, el arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro, y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Los otros tres son el arzobispo de Rabat, Cristóbal López, el obispo de Córcega, Francisco Javier Bustillo, y Ángel Fernández Artime, que ejerce de proprefecto del dicasterio para el Instituto de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.
La totalidad de los cardenales tiene menos de 80 años, ya que es uno de los requisitos para ser elector en un cónclave. Fuera de eso, existen once españoles elegibles como ‘papables’, aunque solo cuatro de ellos han sido señalados como tal durante las últimas semanas. Son parte de los que hemos mencionado anteriormente: Juan José Omella, Cristóbal López, Francisco Javier Bustillo y Ángel Fernández Artime.
A nivel internacional, los favoritos para llevar el Anillo del Pescador están ganando fuerza. El más apoyado parece el italiano Pietro Parolin, cuyo nombre resuena todavía más porque ha transcurrido casi medio siglo desde el último papa nacido en Italia. Según Il Messaggero, podría tener entre cuarenta y cincuenta votos propios asegurados en el cónclave.
Otros dos italianos están en la terna: Pierbattista Pizzaballa y Matteo Zuppi, el primero muy joven (solo 60 años) y el segundo causante de uno de los discursos más aplaudidos por los cardenales durante los encuentros previos al cónclave. Fuera de Italia, se habla del filipino Luis Antonio Tagle, el francés Jean-Marc Aveline y el húngaro Peter Erdo.
El Vaticano se blinda por el cónclave para elegir nuevo papa
La docena de años que ha transcurrido desde la última elección papal provoca que este cónclave cuente con unas medidas de seguridad cimentadas en avances tecnológicos que no se aplicaban entonces. Tal y como ha desvelado el periódico italiano Corriere della Sera, las autoridades italianas cuentan hasta con tecnología antidrones para evitar la filtración de información e imágenes, aunque la prohibición de vuelo ya lleva muchas horas activa.
El Vaticano cuenta hoy con sistemas de interferencia informática para perturbar las frecuencias y comunicaciones telefónicas, cuando en 2013 se instaló una jaula de Faraday para bloquear las señales de los micrófonos alrededor de la Capilla Sixtina. Hablamos de un contenedor metálico que bloquea las radiaciones electrostáticas y electromagnéticas.
El subdirector de la Sección de Infraestructuras de la Santa Sede, Silvio Screpanti, habla de 80 cierres de plomo en todos los accesos del perímetro, habiéndose revisado por completo el sistema tecnológico, las cámaras y los sensores que forman parte del interior del lugar santo. La seguridad está respaldada también por dos equipos principales. Por un lado, la Guardia Suiza Pontificia; por otro, el Cuerpo de Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Las leyes pontificias establecen que ningún cardenal con voto puede mantener contacto con nadie del exterior de ninguna forma, con el personal cerciorándose de que no se escondan instrumentos o métodos de grabación. Este miércoles solo se producirá una votación y, si la fumata no es blanca, los siguientes días la cifra aumentará a cuatro votaciones diarias y dos fumatas, hasta que tengamos el ‘Habemus Papam’ y la primera bendición Urbi et orbi.
Mientras, en la calle, se ha preparado un total de diez pantallas gigantes, cuatro en la Plaza de San Pedro y seis a lo largo de la Via de la Conciliazione. En ellas se retransmitirá el momento en el que se confirme al nuevo papa, que sucederá a Francisco I tras doce años como máximo representante de la Iglesia Católica, tras la última elección papal de 2013.