Un derrumbe sin aviso para el Athletic Club de Ernesto Valverde en las semifinales de Europa League
La semifinal de ida entre el Athletic Club y el Manchester United pintaba para ser una noche mágica en San Mamés. La afición, enérgica por el Día del Trabajador y empujada por el calor de mayo, estaba lista para vivir una verdadera fiesta futbolera. Pero esa ilusión duró poco. En apenas seis minutos, todo se vino abajo. Los seis minutos desastrosos del Athletic lo cambiaron todo. El partido, el ambiente y quizá hasta el destino de la eliminatoria.
Todo empezó en el minuto 30. Una jugada caótica dentro del área rojiblanca terminó con Casemiro mandando la pelota al fondo de la red. Ahí se abrió la caja de Pandora. Minutos después, el VAR se hizo protagonista. Penalti y expulsión para Dani Vivian. Una doble sanción que dolió más que el gol. Bruno Fernandes no falló desde los once metros. Y por si fuera poco, en el minuto 37, el propio portugués puso el 0-3 tras una jugada bien elaborada por los ingleses. Fue un mazazo brutal. Los seis minutos desastrosos del Athletic no solo fueron goles. Fueron una tormenta que dejó al equipo sin respuestas, a la grada en silencio y a Valverde con el gesto helado.
Un equipo desorientado tras el castigo
Hasta ese fatídico minuto 30, el Athletic estaba plantado, serio, incluso con momentos de control territorial. Pero el vendaval inglés no solo rompió el marcador, dejó expuestas las grietas internas del equipo. Los seis minutos desastrosos del Athletic no terminaron con el 0-3. Comenzaron ahí. La expulsión de Dani Vivian fue un punto de inflexión. Desde ese momento, todo fue cuesta arriba. La defensa perdió el orden, el mediocampo se vio superado y la delantera quedó completamente desconectada. El equipo se achicó, tanto en número como en espíritu.
A partir de ahí, el Athletic intentó resistir, pero con un jugador menos y el ánimo por el suelo, solo le quedó replegarse. El United, con la tranquilidad del resultado, bajó el ritmo pero no la ambición. Aún así, rozó el cuarto gol con dos remates al palo y una anotación anulada a Garnacho. La sensación era clara y es que la goleada pudo ser aún peor. Los seis minutos desastrosos del Athletic no solo sellaron el resultado, también marcaron un antes y un después en esta serie.
Una remontada épica como único horizonte para el Athletic de Valverde
Con un 0-3 en contra y la vuelta en un Old Trafford que impone, al Athletic solo le queda mirar hacia la épica. Y aunque suene a utopía, el fútbol ha demostrado más de una vez que todo es posible. Pero para eso, el equipo necesitará más que talento. Necesitará corazón. Será fundamental dejar atrás los errores que lo condenaron. Fallos claros de cara al gol, como los de Iñaki Williams o Berenguer, no pueden repetirse. Y se necesitará mucho más de jugadores clave como Nico Williams, que vivió una noche apagada.
Si el equipo quiere mantener viva la esperanza, tiene que reencontrarse con su mejor versión. Volver a ser ese conjunto combativo, solidario y valiente que enamoró en las rondas previas. Los seis minutos desastrosos del Athletic no pueden borrar todo lo logrado en Europa hasta ahora, pero sí deben servir como alerta. Para darle la vuelta a esta historia no alcanza con tener un buen día. Se necesita convicción, carácter y fe. Porque cuando un equipo pierde el rumbo en seis minutos, necesita mucho más que fútbol para recuperarlo. Necesita alma. Y eso, en San Mamés, nunca ha faltado.