Piden al Gobierno que declare el Pazo de Meirás y la Illa de San Simón como lugares de memoria democrática

La Iniciativa Galega pola Memoria (IGM) ha solicitado al Gobierno estatal la declaración de la Illa de San Simón y el Pazo de Meirás como lugares de la memoria, amparados en la reciente Ley 20/2022. Estos dos emblemáticos enclaves gallegos, con una carga simbólica y histórica innegable, se postulan como referentes de la lucha contra el olvido y la impunidad de la represión franquista.

La decisión sobre el reconocimiento de estos sitios como lugares de la memoria recae en la Dirección General de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática, que tiene un plazo de un año para emitir su respuesta. De ser aprobada, ambas localizaciones gozarán de una protección especial que salvaguardará su valor histórico y patrimonial.

LA ILLA DE SAN SIMÓN: UN SÍMBOLO DE LA REPRESIÓN

La Illa de San Simón, situada en la ría de Vigo, ha sido durante décadas un lugar pervertido a nivel turístico y de accesibilidad pública, alejado de su verdadera esencia como símbolo de la memoria de la represión franquista. Los miembros de la IGM señalan la urgente necesidad de revertir esta situación y reivindicar el carácter conmemorativo de este enclave.

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Para ello, la organización ha solicitado su declaración como lugar de la memoria, con el objetivo de aumentar la difusión sobre lo ocurrido en este espacio y limitar las actividades que se desarrollan en él. La Illa de San Simón alberga una carga simbólica innegable, pues fue utilizada como campo de concentración y prisión durante la dictadura, albergando a numerosos presos políticos.

Conscientes de esta trascendental importancia, la IGM ha convocado el próximo 21 de julio un acto nacional de homenaje a las víctimas de la represión franquista, que tendrá lugar en la propia Illa de San Simón. Este evento contará con la participación de destacados historiadores, poetas y activistas de la memoria, así como con la presencia de familiares de víctimas de otras regiones de España.

EL PAZO DE MEIRÁS: UN SÍMBOLO DE LA IMPUNIDAD

Por otra parte, la IGM ha solicitado también la declaración del Pazo de Meirás, en Sada (A Coruña), como lugar de la memoria. Este emblemático enclave estuvo íntimamente ligado a la familia Franco, cuya posesión del inmueble sigue suscitando irregularidades y debates jurídicos en la actualidad.

El Pazo de Meirás, considerado un referente de la «memoria de la represión» y la lucha contra el olvido, alberga una carga simbólica y patrimonial innegable. Su vínculo con la dictadura franquista y las persistentes reclamaciones sobre su propiedad lo convierten en un símbolo de la impunidad que aún persiste en torno a los crímenes de la época.

La IGM, respaldada por más de una veintena de asociaciones de memoria, culturales y vecinales gallegas, ha presentado su solicitud ante la Dirección General de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática. Ahora, la Administración tendrá un año para decidir si declara o no a este emblemático Pazo como lugar de la memoria, otorgándole una protección especial que preserve su legado histórico.

LA MEMORIA COMO ACTO DE JUSTICIA

La Iniciativa Galega pola Memoria ha dado un paso decisivo en su lucha por recuperar y difundir la memoria histórica en Galicia. La declaración de la Illa de San Simón y el Pazo de Meirás como lugares de la memoria supondría un importante avance en el reconocimiento y la preservación de los símbolos de la represión y la impunidad de la dictadura franquista.

Más allá de la mera conmemoración, estos procesos de reconocimiento tienen un profundo significado de justicia y reparación para las víctimas y sus familias. Visibilizar estos espacios y limitar las actividades que se desarrollan en ellos es fundamental para honrar la memoria de quienes sufrieron la violencia y la persecución durante la dictadura.

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La Iniciativa Galega pola Memoria continúa su incansable labor por mantener viva la memoria democrática, erigiendo a la Illa de San Simón y el Pazo de Meirás como emblemas de una lucha que trasciende las fronteras gallegas y se erige como un acto de justicia y reparación histórica.

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