La bailarina Christine Cloux ha recibido recientemente el premio Max a Mejor Intérprete Femenina de Danza por su espectáculo ‘Corps Seul’, un reconocimiento que la ha llenado de emoción y que le ha servido para reivindicar la visibilidad de las mujeres adultas en el mundo de la danza.
Durante su discurso de aceptación, Cloux ha expresado su sorpresa por haber recibido el galardón, a pesar de contar con dos nominaciones en esta edición de los premios Max. Sin embargo, ha destacado que se sentía «muy arropada» por poder vivir este momento junto a su familia, sin importar el resultado.
La Reivindicación del Cuerpo de la Mujer Adulta
Cuando subió al escenario para recoger el premio, Cloux relató haber sentido un «tsunami de emociones». En su discurso, la bailarina hizo una reivindicación sobre el cuerpo de las mujeres adultas, a quienes se les suele negar visibilidad una vez que ya no son consideradas «jóvenes».
Cloux explicó que, en su espectáculo ‘Corps Seul’, baila «por todas aquellas mujeres» de su edad que se encuentran en el público. Para ella, es importante que ellas se reconozcan en su cuerpo y en su presencia en el escenario, no solo por su arte o por su físico de bailarina, sino por ser «mujer con esa edad y todavía ser visible y no invisible». Esta es una reivindicación de la visibilidad de la mujer de más de 50 años, casi 60.
El Impacto del Premio Max
Para Cloux, recibir este premio Max ha sido «muy simbólico«, especialmente en el momento en el que se encuentra y junto a su familia. Además, ha señalado que todos los profesionales asistentes a la entrega de premios coinciden en el «anhelo» de que estos galardones puedan dar visibilidad tanto a los premiados como a los no premiados.
La bailarina afincada en València ha expresado su deseo de que este reconocimiento sirva para demostrar que «aquí hay mucha creatividad, mucha materia y muchos profesionales» que buscan que su trabajo sea valorado y tenga más medios económicos que lo respalden.
En cuanto a su futuro, Cloux se encuentra en un momento de «serenidad«, donde ya no persigue la idea de «demostrar de lo que es capaz», sino que está «en paz» y con ganas de seguir aportando su «granito de arena al mundo del baile«, ya sea a través de la enseñanza, la interpretación o hablando sobre esta profesión, la cual considera «demasiado desconocida».
Finalmente, la bailarina ha concluido resaltando la importancia de «darle palabra a la danza«, no solo sobre los resultados, sino también sobre cómo se hace y cómo se vive este arte.