Esta señal pintada en el suelo de la DGT es muy importante para tu vida

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Cuando circulamos por las calles y carreteras, nos encontramos con un sinfín de señales viales que deben ser reconocidas y respetadas. Aunque la mayoría de ellas son familiares, a veces surgen nuevas señales que generan curiosidad e incluso confusión. Recientemente, ha habido revuelo en torno a una señal amarilla pintada en el suelo, supuestamente «nueva» y que «puede salvarnos la vida«. Sin embargo, esta señal de la Dirección General de Tráfico (DGT) no es tan novedosa como se cree, y su importancia radica en su función vital para los servicios de emergencia. En este artículo te contaremos qué señal es la que genera tanta confusión y porque la DGT debió aclarar el proble. ¡No te lo pierdas!

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Ayuntamientos al frente: Señalización personalizada

Ayuntamientos al frente: Señalización personalizada

Aunque la señal amarilla no es nueva, sí es cierto que los ayuntamientos tienen la potestad de diseñar sus propias señales viales dentro de su jurisdicción. Esta práctica, respaldada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el Tribunal Constitucional y la DGT, permite a los consistorios adaptar la señalización a las necesidades específicas de su localidad, siempre y cuando se cumplan los procedimientos administrativos correspondientes. En 2019, Automovilistas Europeos Asociados (AEA) denunció que el Ayuntamiento de Madrid utilizaba rayas verdes y naranjas para delimitar espacios de estacionamiento regulado. Esta forma de actuar, vigente desde 2014, estaba amparada por la Ordenanza de Movilidad de la capital, que daba cobijo a estas nuevas pintadas en el suelo.

Aunque AEA argumentaba que el uso de colores distintos al azul tradicional podría generar confusión entre los conductores, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid confirmó que el Ayuntamiento era competente para ello. Esta decisión fue posteriormente ratificada por el Tribunal Constitucional en 2022, dando validez a que los ayuntamientos puedan diseñar sus propias señales dentro de su territorio, siempre y cuando hayan seguido los cauces administrativos correspondientes, como la aprobación en una ordenanza de movilidad.

Esta potestad de los consistorios para personalizar la señalización vial se basa en su conocimiento de las necesidades y particularidades de cada zona. Así, pueden adaptar las señales a las circunstancias específicas de su localidad, mejorando la eficiencia y la seguridad del tráfico.