30 años del genocidio de Ruanda, el más rápido de la historia

En estos días se están cumpliendo 30 años de uno de los hechos más oscuros y duros del Siglo XX y tal vez de toda la historia de la humanidad. Un episodio que empezó un 6 de abril de 1994 y acabó con la vida de cerca de un millón de personas en poco más de 100 días, la mayoría de ellos de etnia tutsi a manos de sus vecinos hutus en el bello país de Ruanda. Hablamos del Genocidio de Ruanda.

Este pequeño país centroafricano está situado en la región de los Grandes Lagos, con una belleza natural impresionante esta poblado por las dos etnias en litigio de este enfrentamiento: Hutus y Tutsis. Ambas comparten historia, lengua y cultura en común, y más o menos han llevado una convivencia tranquila entre ellos. Pero es verdad que los tutsis tuvieron cierto dominio sobre su vecinos, ya que lograron implantar una monarquía de carácter feudal y absolutista antes de la época colonial europea.

Durante esa época colonial el dominio y administración del territorio corrió a cargo de Bélgica, con un pequeño periodo alemán. Y los belgas son una potencia administradora conocida por no hacer las cosas bien en África, y claro está, que Ruanda no fue la excepción. Los belgas potenciaron el poder de los tutsis y marginaron la situación social de los hutus. Entre esas desigualdades cabe destacar que los tutsis tenían el privilegio de cobrar impuestos y de explotar laboralmente a los hutus. Algo que que sembró la semilla del odio y que con posterioridad se tradujo en diferentes enfrentamientos y masacres.

Entre las escasas diferencias esgrimidas y acrecentadas por lo colonizadores para segregar a ambas etnias fue el físico. Los belgas se fijaron en los tutsis por ser más esbeltos, mejor proporcionados y un color de piel más claro. Con esas razones los colonos europeos priorizaron a los tutsis para dirigir el país después de la independencia el 1 de julio de 1962, pero el poder fue recogido progresivamente por los hutus, que abolieron la monarquía feudal tutsi.

En 1973 el general hutu Juvénal Habyarimana dio un golpe de estado e instauró un régimen en el que se cometieron varias matanzas de tutsis y tuvieron lugar varios conflictos étnicos y de segregación racial. Un periodo de guerra civil encubierta y en el que más de la mitad de los tutsis emigraron a países como la República Democrática del Congo, Tanzania, Burundi y Uganda. En este último es donde los tutsis y algunos hutus moderados, que también sufrieron represión y exilio, fundaron el Frente Patriótico Ruandés (FPR) en 1988, el grupo armado que sería la oposición al presidente Habyarimana con el general Paul Kagame a la cabeza.

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Tutsis huyendo de los ataques hutus

INICIO DE LAS HOSTILIDADES Y DEL GENOCIDIO

El FPR empezó una guerra desde las montañas y la frontera entre Uganda contra el gobierno de los hutus en 1990. Esas hostilidades pararon en 1993 tras una intervención de la ONU que logró que ambas partes firmaran un acuerdo de paz. Que a la postre fue muy débil, con los tutsis sin fiarse y los hutus, especialmente los altos mandos militares y las milicias, conspirando en la sombra al son que marcaban Francia y Bélgica que tenían intereses en la zona. La excusa de los hutus fue que Habyarimana había firmado ese acuerdo bajo presiones internacionales.

Así el 6 de abril de 1994 un misil derribo el helicóptero donde el presidente de Ruanda y su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, viajaban juntos. Ambos resultaron muertos, aun hoy nadie sabe a ciencia cierta la autoría del atentado. Los hechos se sucedieron de manera inmediata, el poder fue tomado por la primera ministra, que estuvo menos de 24 horas en el mismo. Soldados hutus fueron a su residencia y la ejecutaron en presencia de sus hijos junto a 10 soldados belgas que también fallecieron en el ataque.

Sin la primera ministra, el poder cayó en manos de los generales hutus, que durante los meses previos habían armado con machetes a las milicias hutus conocidas como Interahamwe (que significa «golpeemos juntos»), en 48 horas murieron 15.000 tutsis y hutus moderados. En poco más de tres meses cerca de 1.000.000 de personas de etnia tutsi fue asesinada.

Nadie estaba a salvo y los niños fueron uno de los principales objetivos de los ataques, la idea era clara: eliminar a la siguiente generación tutsi. La ONU negó el genocidio y evitó intervenir, no quería que África se viera manchada con ese adjetivo. Las tropas internacionales se fueron y miles de cadáveres de tutsis se agolpaban en carreteras, ciudades, pueblos, en definitiva, en todos los rincones del país. Las escenas eran dantescas y desde las radios hutus se alentaba el genocidio y se daban direcciones y nombres de las personas a las que había que matar.

INTERVENCCIÓN DEL FPR

Ante la pasividad internacional, especialmente la de Estados Unidos, el FPR decidió entrar en acción y enfrentarse al ejercito de Ruanda para salvar a tutsis y hutus moderados. Rápidamente avanzó hasta la capital, Kigali, y puso en jaque al gobierno hutu y sus soldados. A mediados de julio el FPR tomó la ciudad y los hutus huyeron en su mayoría a la República Democrática del Congo.

Comenzó de esta forma un periodo de venganza tutsi en el que otros tantos hutus fueron asesinados en represalia por lo sucedido. Kagame se proclamó presidente, puesto que ostenta a día de hoy con mano de hierro y el país sigue sumido en las heridas de los trágicos sucesos de la primavera y verano de 1994. Uno de los peores periodos de la humanidad.