Irene Montero se convierte en la «Esperanza Aguirre» de Podemos

La ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se convertía en la protagonista de muchas polémicas por sus constantes enfrentamientos con los ciudadanos, no siempre defendidos ni bien vistos desde el interior del Partido Popular. Una posición de enfrentamiento que ahora parece haber «adoptado» Irene Montero, la ministra de Igualdad, que no ha dudado en «marcarse» un Aguirre durante un enfrentamiento con una ciudadana «incómoda» con el ya famoso chalet de la podemita y Pablo Iglesias

Esperanza Aguirre no pasaba desapercibida, ni durante ni después de su mandato como líder del Partido Popular en la Comunidad de Madrid. Un «protagonismo» de la popular que no sólo se debe a su gestión de la región madrileña durante su mandato, sino también a los muchos encontronazos que ha protagonizado, especialmente ante las cámaras, la famosa integrante del Partido Popular madrileño.

Enfrentamientos como el que se producía en mayo de 2008, cuando Esperanza Aguirre, durante una visita al Hospital Ramón y Cajál, era increpada por varios sanitarios y ciudadanos que allí se encontraban, y que no dudaban en cargar contra la popular y su aparente interés por «privatizar» la sanidad pública madrileña. «¡Fuera!» gritaban algunos de estos ciudadanos contrarios a Aguirre. Entre ellos, una ciudadana, que no dudaba en enfrentarse directamente a la líder popular, en un enfrentamiento que cerca estuvo de convertirse en físico.

Actitud que en muchas ocasiones ha sido criticada, y que parece seguir persiguiendo en ocasiones a Esperanza Aguirre, a pesar de los años que han pasado desde su mandato. Una situación que ahora podría volverse en contra de alguien muy distinto a la líder popular. En concreto, la actual ministra de Igualdad, Irene Montero, que parece haber «copiado» alguno de los peores vicios de otros líderes políticos.

IRENE MONTERO SE CONVIERTE EN ESPERANZA AGUIRRE

Así pues, parece que la líder de los morados parece haber aprendido del «talante democrático» demostrado por Esperanza Aguirre hace años. Y es que, a pesar de que desde Unidas Podemos siempre parecen haber estado de acuerdo con la presión social y ciudadana contra los políticos, incluso «tocando» sus vidas privadas, parece que esta actitud no se mantiene cuando son ellos mismos las «víctimas» de las críticas ciudadanas.

Algo que se ha podido comprobar en las últimas horas, cuando una ciudadana anónima se acercaba a Irene Montero para preguntarle cómo había conseguido comprarse un chalet en Galapagar, si ella y su marido, trabajando desde los 14 años, no podían ni siquiera barajar esa posibilidad. «¿Usted cómo ha podido tener un chalet?» cuestionaba la anciana.

Una situación ante la que Irene Montero decidía enfrentarse a la mujer, visiblemente enfadada porque se haya recuperado la crítica de la compra de su vivienda en Galapagar a pocos meses de las elecciones generales. «¿Sabe por qué? Porque mi padre murió de cáncer a los 60 años […] y porque tengo una pareja con la que me puedo comprar, con mi dinero, la casa que me dé la gana» espetaba la ministra, que se decidía dejar a la ciudadana con la palabra en la boca.

Actitud de la podemita que no ha pasado desapercibida en las redes sociales, donde muchos no han dudado en cargar contra Irene Montero. «Feminista, ejemplo de talante, sosiego, y encajando críticas de los ciudadanos…» ha ironizado un usuario. «Nunca dejará de ser el desperdicio que era. Ignorante, grosera, chillona, histérica, con ese rictus siempre de amargura y resentimiento. Esta es la típica madre que le pega al profesor, que le chilla al médico, que se cuela en la cola de la caja…» critica otro.

Otros muchos no han dudado en utilizar este «aguirrismo» de Irene Montero para desmentir algunas de sus propuestas políticas, como en el caso de las herencias, consideradas «injustas» por algunos dentro de la formación morada, mostrando que, a pesar de su inicial búsqueda de una nueva forma distinta de hacer la política, lo cierto es que algunos podemitas están inspirándose en políticos más tradicionales, como Esperanza Aguirre, para gestionar sus encuentros con la opinión pública.