Si tu tendinitis no desaparece ten en cuenta estas alternativas en el tratamiento

La tendinitis es una dolencia bastante frecuente en nuestra sociedad. Seguro que más de una vez has pasado por una o conoces a alguien que la haya sufrido. Se trata de una inflamación del tendón (tejido fibroso que conecta el hueso con el músculo) y que habitualmente impide el movimiento de la articulación, o incluso da lugar a hinchazón y a un dolor considerable en la zona afectada, llegando a mermar en numerosas ocasiones la calidad de vida de quien lo padece.

“Al intentar movilizar las articulaciones dañadas con tendinitis puede ocasionar dolor, hinchazón en la zona, o que estas estén calientes. Incluso la zona puede doler igualmente al presionarla. Si la lesión se cronifica se puede generar rigidez y debilidad en la zona, al mismo tiempo que pueden crearse depósitos de calcio”, describe el doctor Vicente López O’Rourke, especialista en Rehabilitación del Hospital Quirónsalud Tenerife.

Ahora bien, resalta este experto que no siempre es conocida la causa de la tendinitis, si bien suele desarrollarse a partir de la mediana edad o en edades más avanzadas, momento en el que los tendones comienzan a debilitarse.

“También suelen tener lugar en las personas jóvenes que de forma frecuente practican ejercicio, o en quienes, por ejemplo, durante la práctica deportiva han empleado un calzado inadecuado para correr, o no se han preparado correctamente para hacer deporte; no han calentado, por ejemplo”, explica.

También son habituales, destaca, en quienes realizan tareas repetitivas en su trabajo, como quienes trabajan en una cadena de montaje, o bien trabajan todo el día con el ordenador y el ratón.

Sobre las zonas más frecuentemente afectadas, el especialista en Medicina Rehabilitadora subraya que el hombro, el tendón de Aquiles del talón o la fascia plantar son zonas en las que habitualmente puede desarrollarse la tendinitis, aunque el codo y la muñeca, la rodilla y el tobillo pueden ser zonas igualmente afectadas por esta patología.

PRIMERA LÍNEA DE TRATAMIENTO

El doctor Vicente López O’Rourke apunta que, tras realizar un diagnóstico, basado en la clínica del paciente y en pruebas de imagen en caso de ser necesarias, suele recomendarse reposo, así como la toma de medicamentos antiinflamatorios, o incluso calor o frío, así como una pauta de ejercicios. En algunos casos puede estar indicada la inyección de corticoesteroides.

No obstante, en otras ocasiones estas lesiones pueden cronificarse y dificultar la recuperación de los pacientes. En estos casos, el especialista en Rehabilitación de Quirónsalud Tenerife explica que las ondas de choque tienen múltiples beneficios terapéuticos, sobre todo en aquellas patologías que requieren para su resolución la regeneración de tejidos. “Se trata de un fenómeno físico, una onda mecánica de presión, como un sonido, y se usan fundamentalmente en las patologías crónicas tendinosas”, aclara.

“En casos de dolor en el tendón, como puede ser el supraespinoso en el hombro, la fascia plantar en el talón, o en el tendón de Aquiles, que lleva dando la lata más de un mes y no se acaba de ir estas ondas son muy útiles”, reconoce este experto.

Muchas son sus ventajas, pero una de las más interesantes es que prácticamente no tienen complicaciones, a diferencia de la infiltración, ya que no hay que pinchar ni anestesiar y quitan muchos problemas y dificultades al paciente.

Además, resalta este médico rehabilitador que solo requiere tres sesiones, a diferencia de la fisioterapia, que implica acudir a diario al especialista: “Aquí solo hay que ir una vez por semana durante un total de tres semanas”.

Valora igualmente el doctor López que consiste en un tratamiento “corto, muy seguro y muy eficaz” y que, además, en el largo plazo ayuda a generar tendón nuevo, a diferencia de las infiltraciones, donde lo que se hace es bajar la inflamación.

COMBINADO CON FISIOTERAPIA

No obstante, este experto de Quirónsalud Tenerife reconoce que a él le gusta combinar las ondas de choque con fisioterapia, para obtener un beneficio “más rápido y mejor”. “Cuando aplico el tratamiento siempre comento los ejercicios a realizar, principalmente de fortalecimiento y de estiramiento, aparte de que son necesarias unas determinadas pautas de alimentación saludable y de actividad deportiva regular”, agrega.

Es por ello que considera que las ondas de choque forman parte de una “estrategia” global para solucionar el problema del tendón dañado e inflamado y que incluye fisioterapia e infiltraciones.