Aunque el mundo del cine no pasa actualmente por su mejor momento, las películas siguen siendo uno de los mayores pasatiempos para millones de personas en todo el mundo. Unas películas que actualmente ya no sólo pueden estrenarse en cines o en la pequeña pantalla, dado que las plataformas actuales de streaming como Netflix, HBO Max (y su mega exitosa serie The Last of Us) o Amazon Prime Video muchas veces invierten mucho dinero en semejante fin.
Unos servicios que nos han dejado obras para el recuerdo como Juego de Tronos, una de las series más importantes de los últimos tiempos llena de personajes increíbles, situaciones memorables y un carácter épico manifiesto. ¿Pero sabes que antes de su llegada y en plena década de los 80 ya había películas de un talante épico similar? Si no te lo crees, aquí te dejamos muchos ejemplos.
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Películas de espadas y caballeros
Una de las películas que más repercusión tuvieron a principios de los 80 fue Excalibur. ¿Y por qué? Pues porque hasta entonces no se había visto nada similar en lo que al género de las películas de caballeros se refiere a esta cinta rodada en el año 1981.
El argumento giraba alrededor del rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, pero Excalibur consiguió destacar por ofrecer una visión mucho más oscura de la obra original. Camelot se mostraba mucho más turbia que lo plasmado en la novela correspondiente, y la producción se encontraba a unos niveles de calidad pocas veces disfrutados en películas similares previas.
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Películas y dragones
Las películas con dragones de por medio causaron furor durante los 80 y 90, mucho antes de que llegara Juego de Tronos a nuestras vidas. Y una de las cintas más conocidas de aquella época fue Dragonslayer o El Dragón del Lago de Fuego como se tradujo en nuestro país.
Paramount y Disney estuvieron detrás de una de las películas más veneradas dentro de su estilo, la cual gozó de un presupuesto bastante potable en aquel entonces de cerca de 20 millones de dólares, que no está mal. Un film que a pesar de llevar el sello de Disney, se permitió el lujo de meter algunas escenas bastante violentas.
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La aparición de Conan
Arnold Schwarzenegger fue el actor que dio vida después de mucho tiempo a una de esas películas que todo el mundo debería ver al menos una vez en su día. Hablamos de Conan el Bárbaro, personaje que triunfó en la gran pantalla como ya lo había hecho desde hacía mucho tiempo en las obras literarias de Robert E. Howard.
Si bien no es la mejor de las películas protagonizadas por este famoso actor, su papel le catapultó al estrellato y terminó siendo una de las estrellas más cotizadas y mejor pagadas de Hollywood años después.
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Películas y bestias
Tampoco podía faltar en este reportaje la aparición de alguna de esas películas catalogadas como de serie B pero que poseen un encanto especial. Y esa película es El Señor de las Bestias.
Compartiendo fecha de producción con la película anterior (Conan el Bárbaro), El Señor de las Bestias era un film regulero en cuanto a medios se refiere pero que supo entender bien qué es lo que buscaban los espectadores de una obra de sus características. Lo dicho, sin ser nada del otro mundo, es una de esas películas altamente recomendadas para disfrutar una de esas noches que estás cansado y no sabes muy bien qué ponerte en la televisión.
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Un mundo muy particular
Ahora le llega el turno a Krull, una de esas películas que resultan inmediatamente reconocibles por su estética, poster publicitario y por su inolvidable ambientación.
Con una base muy curiosa en plan Space Ópera, Krull supo combinar un guion fácilmente asimilable por los espectadores con la épica propia de este tipo de películas y ciertos guiños al fenómeno fan por excelencia de la época: Star Wars.
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Más películas de Conan
Y terminamos este reportaje con el gran Conan, el cual regresó años más tarde de su aparición original con el film Conan el Destructor. Una secuela que trató de exprimir el éxito de la obra primigenia pero que acabó siendo una de esas películas mal rodadas y dirigidas con desgana… pero que goza del cariño de miles de fans.
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