El país más innovador del mundo: ¿puede España seguir su ejemplo?

Te damos varias pistas que incluso podrían llevarnos al optimismo y un sí rotundo para ser o intentar ser el país más innovador del mundo: este país tiene cinco veces menos habitantes, rodeado de países subdesarrollados o en vías de desarrollo, hostiles a ellos y con unos recursos tan mínimos, que la mayor parte de su territorio es yermo. ¿Ya sabes qué país es? Con estas premisas seguro que ya sabes que no son los que imaginabas: China, Irlanda, Estados Unidos, Australia, Japón, Dinamarca, Alemania, Corea del Sur… El país es Israel y es con creces el que más gasta per cápita en innovación y desarrollo, dando sus frutos.

Por algo lo llaman el Silicon Valley de Oriente. Todas las empresas quieren invertir en este país o formar parte de su tejido empresarial. Nada es imposible en Israel. Como prueba, un país casi enteramente desértico tiene uno de los sectores agrícolas más grandes y productivos del mundo, encontrando todo tipo de frutas y verduras en el supermercado de origen israelí. En el canal de YouTube VisualEconomik explican este milagro.

EL PAÍS MÁS INNOVADOR DE MUNDO SUPERA CON CRECES A ESPAÑA Y EUROPA

Era un país relativamente pobre no hace tanto, hasta los años 90. Ahora, su PIB per cápita ya ha superado no solo a España, sino a potencias como Alemania, Francia o Reino Unido. Y no es precisamente por influencia regional, porque sus vecinos son todos países pobres o en vías de desarrollo: Líbano, Jordania, Siria o Egipto.

su PIB per cápita ya ha superado no solo a España, sino a potencias como Alemania, Francia o Reino Unido

Otro argumento lógico es que si un país tan pequeño como Israel es el más innovador del mundo, es por sus lazos estrechos con Estados Unidos o por una iniciativa pública descomunal. Pues ni lo uno ni lo otro. Es cierto que este país hasta finales de siglo estuvo marcado por políticas eminentemente socialistas, pero precisamente por ello les llevó a una inflación galopante, que llegó a superar a la de Venezuela. Fueron unas políticas y medidas liberalizadoras las que obraron el milagro.

El País Más Innovador Del Mundo

DE PAÍS LATINOAMERICANO A ASIÁTICO

Así, Israel pasó de una situación comparable al de una gran mayoría de los países latinoamericanos, a unos logros propios o superiores al de los países que actualmente están más desarrollados en Asia y más han crecido en las últimas décadas, como Corea del Sur o Taiwán. Básicamente, la situación se ha dado la vuelta como un calcetín por algo fundamental: de un gasto público desmedido que llegó al 76% del PIB a un plan que llevó a un recorte de gasto y un plan de inversión ambicioso. De economía bananera a una de élite y ejemplo en todo el mundo.

CON ÉL EMPEZÓ TODO

Hablamos del primer ministro Shimon Peres y fue a partir de 1984, cuando llegó al poder. Por entonces, la inflación era del ¡400%!, y por tanto una economía dolarizada, nadie quería la moneda local ni la usaba. Por tanto, la primera medida fue atajar la inflación, y para ello se instauró un control total de las finanzas gubernamentales, se privatizaron empresas públicas ruinosas, se congelaron salarios públicos y se paró la máquina de hacer dinero (los shekels). Resultado: de un déficit del 10% (recordemos que en España ya es grave uno del 3%), a un superávit del 2%.

El siguiente paso era desdolarizar la economía israelí y tomar las riendas de su economía monetaria. Para ello Peres dotó al banco central de independencia respecto al estado, para tomar las medidas oportunas siempre que hubiera desajustes. Se acabó gastar a lo loco e imprimir dinero sin control. Y con la independencia se lograba algo vital: que ningún gobierno futuro volviera a las andadas, cuando él no estuviera. Los shekels volvieron a ser moneda de uso común. Quedaba el paso definitivo.

DEL SANEAMIENTO A LA EXCELENCIA

Con estas medidas, Peres había logrado una economía normal, con una inflación de un 2% y con un gasto público moderado, pero solo con eso no te da para ser el país más innovador del mundo. Necesitas medidas muy profundas y durante mucho tiempo. ¿Cómo lo hicieron para que ya desde esos años comenzaran a tener incrementos del PIB medios de casi el 5%?

Eso solo era el principio. El plan era mucho más ambicioso: convertirse en una de las economías más ricas y avanzadas del mundo. Y, como pasa en una empresa, para ser la mejor hay que tener a los mejores e invertir en ellos. Así, Israel precisamente se empezó a comportar como una empresa privada, o más bien como una reclutadora de talento y una compañía de capital riesgo.

Pero había un problema: ¿un país desértico y rodeado de zonas de conflictos? ¿Quién iba a querer invertir y hacer negocios allí? Así que Israel tomó la iniciativa, y como han hecho países que hace pocos años eran de lo más pobre de Europa, como Irlanda, y ahora es un ejemplo de innovación y riqueza, atrajeron capital y cerebros a base de incentivos e inversión, aparte de la ya habitual bajada de impuestos y de burocracia.

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EL PROGRAMA YOZMA PARA SER EL PAÍS MÁS INNOVADOR DEL MUNDO

Era el año 1991 e Israel veía como había muchos proyectos prometedores de pequeñas empresas que valían la pena, al igual que emprendedores con buenas ideas. ¿Cómo hacer para que no cayeran en el olvido y sacarlo adelante? Pues apostar por ellos, pero claro, había que hacerlo con dinero público, y ya se sabe lo que acaba ocurriendo: se va por sumideros varios o acaba en proyectos de dudosa calidad y futuro.

Y ahí es donde entró el ejemplo del capital riesgo. La idea era simple: que el gobierno de Israel actuara como una empresa de este tipo, es decir, dar dinero a estos proyectos y cuando tuvieran beneficios, llevarse parte del pastel. De esta manera «privada», te asegurabas de apostar por lo seguro o al menos más seguro, ya que de ello dependían futuras ganancias.

Sin embargo, el gobierno en si no tiene experiencia en ello, con lo que necesitaba la ayuda de esos fondos, para saber cómo actuar. Por eso se alió con varios de ellos y creó 10 fondos de capital riesgo, poniendo millones de euros a cambio de quedarse con el 40% de la propiedad. Y si ese fondo privado quería quedarse con todo, Israel ganaba, puesto que se lo vendía recuperando toda la inversión, con un interés añadido. Así, lo que ocurrió es que la mayoría de la inversión acababa siendo privada, con lo que Israel crecía y crecía sin ni siquiera usar dinero público.

Ante un plan tan redondo y de tan buenos resultados, obviamente acabó perpetuándose, con más proyectos YOZMA hasta hoy en día, creando muchas empresas tecnológicas y multiplicando por 20 las start-ups del país. Resultado: más de 6.000 y uno de los países con más patentes en todo el mundo, a pesar de que su población apenas superan los 9 millones de habitantes. Y por supuesto, aderezado con una política fiscal amigable, pasando a pagar un 23% de a un 7,5%. En definitiva, gastar poco y bien, atrayendo inversión y valor añadido. Una fórmula perfecta para convertirse en el país más innovador del mundo.