Bruce Springsteen revisa el cancionero americano en su nuevo disco

Cuando apareció en la escena Bruce Springsteen la comparación inicial era Bob Dylan. Tenía sentido, el artista de Nueva Jersey compartía con el nobel de literatura su cercanía con los problemas de la clase trabajadora estadounidense, su capacidad de hacer metáforas y su fascinación por la historia de la música americana. Ahora ‘The Boss’ abre una nueva comparación con el cantautor más importante de Estados Unidos, al imitarlo abriendo su vejez revisando algunas de las piezas más importantes de la música estadounidense. 

De eso va su nuevo disco ‘Only the Strong Survive’, donde el artista versiona a algunas de sus más grandes inspiraciones con un énfasis especial en el soul y la música negra. Es una oportunidad del artista para celebrar aparte de sus influencias menos mencionadas, artistas como Aretha Franklin, Diana Ross y Ben E. King, figuras clave de la historia de la música pero no siempre mencionadas al artista. 

Es una oportunidad para librarse de algunas cargas. Al ser el autor de ‘Born To Run’, ‘Born in the USA’ y ‘Streets of Philadelphia’ hay cierto peso en cada canción que firma, como si sus fanáticos esperaran que aclare el caos de la realidad. Lo cierto es que al versionar otros artistas se siente bastante menos intenso, mucho más ligero. Eso condena el disco a sus trabajos «menores», es cierto, pero no deja de ser una buena noticia escuchar a un artista de su taya divertirse sin tantos complejos.

BRUCE SPRINGSTEEN SALDA SU DEUDA CON LA MÚSICA NEGRA

Pero aun así parece que es imposible para el artista de Jersey no tener un mensaje político.  Solo con elegir los artistas que menciona como influencia nos recuerda un punto que parece ser borrado demasiado frecuentemente de la historia: El rock es música negra. Desde sus inicios el género fue construido sobre las bases del rhythm and blues y el soul. Aquel comentario del coronel Parker, manager de Elvis Presley, que necesitaba un blanco que sonara como un negro bien pudo aplicarse a un joven Bruce Springsteen.

De allí que sea tan valioso que decida elevar a estos artistas, no en la búsqueda de hits que ‘The Boss’ ya ha superado hace muchos años, sino para rendirles tributo. Es una intención que se nota en particular en la canción que le da título al disco, la explosiva versión de ‘Soul Days’ o la entrega total a la música disco en ‘Someday We’ll Be Together’.

No es casual que para este disco haya prescindido de la icónica ‘E Street Band’, su banda de apoyo de toda la vida, y haya buscado la compañía de figuras como Sam Moore, autor de ‘Soul Man’. De hecho de su banda solo aparece la sección de metales, que aún recuerda al sonido construido por el saxofonista Clarence Clemons a pesar de su desaparición física y la violinista Soozie Tyrell, una de sus colaboradoras más fieles.

El esfuerzo definitivamente revitaliza al artista. Si bien no está cerca de alcanzar sus mejores trabajos de este siglo,’The Rising’ de 2002 y ‘Wrecking Ball’ de 2012, es un buen recordatorio de que The Boss es irrepetible, y de que es uno de los artistas que más saben de música trabajando en activo, para el rock lo que Scorsese es para el cine. 

SU GIRA DE 2023

El disco es además una excusa para que Springsteen vuelva a su lugar favorito del planeta: Una tarima. El músico de 73 años es uno de los últimos alumnos de aquella escuela que mostraba la tarima como un lugar de improvisación donde puede pasar 4 horas repasando no solo sus éxitos, sino atreviéndose a versionar a casi cualquier artista del idioma anglosajón.

Esa gira pasará por España haciendo escala en Barcelona para dos fechas en abril del próximo año. Es una oportunidad de verlo mientras aún tiene energía para esos maratones absurdos que pocos artistas aún se plantean. Ya en sus entrevistas empieza a decir que no sabe si podrá mantener ese ritmo en los próximos años.