Las grandes letras de Joaquín Sabina

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Es uno de los cantantes mas representativos del panorama español. Aunque no te guste el estilo del cantautor, es imposible no reconocer alguna de sus mejores letras. Y estas son algunas.

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Sabina

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Joaquín Sabina, el genio

Es uno de los cantantes más reconocidos del mundo de la música española. Y no es para menos, porque con sus letras, su música, y su voz característica, ha conquistado a más de una generación. Es imposible, aunque no te guste el cantante (como profesional o como persona), no reconocer alguna de sus letras. Porque todos, aunque sea de fiesta, hemos coreado alguna. 

Con diecisiete discos de estudios, más unos cuantos más en directo, Joaquín Sabina se posiciona como un abanderado de la música española. Ya desde niño, tenía alma de poeta, y escribió inspirándose en sus primeros amores. No nos extraña que años después, todavía nos siga conquistando. Porque sus letras, no siempre, pero en una gran mayoría, habla de mujeres, de experiencias, de esos tópicos que, poco a poco, nos va identificando. 

Es por eso por lo que se ha hecho tan famoso: porque sus letras son para todos. Y siempre habrá alguna que te identifique más o menos con el momento que estás atravesando. Esa es la maravilla de la música: que puede que te sientas incomprendido por todo el mundo, pero siempre habrá alguien que  haya cantado como tú te sientes. Entonces, te darás cuenta de que no estás solo, porque alguien más ha pasado por lo mismo que tú.

Y te puede pasar con cualquier artista, si escuchas atentamente las canciones, y digieres la letra: ya sea de un estilo más pop, rock, o cualquiera que se te ocurra. Y si no te lo crees, compruébalo con estas letras de canciones que te hemos dejado a continuación. Seguro que alguna expresa cómo te sientes.

Esta es la selección de sus 10 grandes vídeos y letras. Dale a «SIGUIENTE»

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Y sin embargo

De sobra sabes
Que eres la primera
Que no miento si juro que daría
Por ti la vida entera, por ti la vida entera.
Y sinembargo un rato cada día
Ya ves
Te engañaría con cualquiera
Te cambiaría por cualquiera.
Mitad arrepentido y encantado
De haberme conocido, lo confieso
Tú que tanto has besado tú

Que me has enseñado
Sabes mejor que yo
Que hasta los huesos
Sólo calan los besos que no has dado
Los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una embajada
El pasillo de un tren de madrugada
Un laberinto sin luz, ni vino tinto
Un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando
Y sinembargo cuando duermo sin ti
Contigo sueño,
Y con todas si duermes a mi lado,
Y si te vas me voy por los tejados
Como un gato sin dueño
Perdido en el pañuelo de amargura
Que empaña sin marcharla tu hermosura.

No debería contarlo y sinembargo
Cuando pido la llave de un hotel
Y a medianoche encargo
Un buen champán francés
Y cena con velitas para dos
Siempre es con otra, amor, nunca contigo
Bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina
Un teléfono ardiendo en la cabina
Una palmera en el museo de cera
Un exódo de oscuras golondrinas.

Y me envenenan los besos que voy dando
Y sinembargo cuando duermo sin ti,
Contigo sueño.
Y con todas si duermes a mi lado
Y si te vas, me voy por los tejados
Como un gato sin dueño,
Perdido en el pañuelo de amargura
Que empaña sin mancharla tu hermosura.
Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina
Y baile sin orquesta
Y ramos de rosas, con espinas
Pero dos no es igual que uno más uno
Y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría
Y al cielo de tu boca el purgatorio
Y al dormitorio el pan de cada día.

Y me envenenan los besos que voy dando.

[nextpage title=»19 días y 500 noches»]

19 días y 500 noches

Lo nuestro duró
Lo que duran dos peces de hielo
En un güisqui on the rocks,
En vez de fingir,
O, estrellarme una copa de celos,
Le dio por reír.
De pronto me vi,
Como un perro de nadie,
Ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
La miel en los labios
Y escarcha en el pelo.
Tenían razón
Mis amantes
En eso de que, antes,
El malo era yo,
Con una excepción:
Esta vez,
Yo quería quererla querer
Y ella no.
Así que se fue,
Me dejó el corazón
En los huesos
Y yo de rodillas.
Desde el taxi,
Y, haciendo un exceso,
Me tiró dos besos…
Uno por mejilla.
Y regresé
A la maldición
Del cajón sin su ropa,
A la perdición
De los bares de copas,
A las cenicientas
De saldo y esquina,
Y, por esas ventas
Del fino laina,
Pagando las cuentas
De gente sin alma
Que pierde la calma
Con la cocaína,
Volviéndome loco,
Derrochando
La bolsa y la vida
La fui, poco a poco,
Dando por perdida.
Y eso que yo,
Paro no agobiar con
Flores a maría,
Para no asediarla
Con mi antología
De sábanas frías
Y alcobas vacías,
Para no comprarla
Con bisutería,
Ni ser el fantoche
Que va, en romería,
Con la cofradía
Del santo reproche,
Tanto la quería,
Que, tardé, en aprender
A olvidarla, diecinueve días
Y quinientas noches.
Dijo hola y adiós,
Y, el portazo, sonó
Como un signo de interrogación,
Sospecho que, así,
Se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón,
¿para qué? si me va a perdonar
Porque ya no le importa…
Siempre tuvo la frente muy alta,
La lengua muy larga
Y la falda muy corta.
Me abandonó,
Como se abandonan
Los zapatos viejos,
Destrozó el cristal
De mis gafas de lejos,
Sacó del espejo
Su vivo retrato,

Y, fui, tan torero,
Por los callejones
Del juego y el vino,
Que, ayer, el portero,
Me echó del casino
De torrelodones.
Qué pena tan grande,
Negaría el santo sacramento,
En el mismo momento
Que ella me lo mande.
Y eso que yo,
Paro no agobiar con
Flores a maría,
Para no asediarla
Con mi antología
De sábanas frías
Y alcobas vacías,
Para no comprarla
Con bisutería,
Ni ser el fantoche
Que va, en romería,
Con la cofradía
Del santo reproche,

Tanto la quería,
Que, tardé, en aprender
A olvidarla, diecinueve días
Y quinientas noches.
Y regresé…etc.

[nextpage title=»¿Quién me ha robado el mes de abril?»]

¿Quién me ha robado el mes de abril?

En la posada del fracaso

Donde no hay consuelo ni ascensor
El desamparo y la humedad
Comparten colchón
Y cuando por la calle pasa
La vida como un huracán
El hombre del traje gris
Saca un sucio calendario del bolsillo
Y grita

Quién me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón
Donde guardo el corazón

La chica de bup casi todas
Las asignaturas suspendió
El curso que preñada
Aquel chaval la dejó
Y cuando en la pizarra pasa
Lista el profe de latín
Lágrimas de desamor
Ruedan por las páginas de un bloc
Y en el escribe

Quíen me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Pero, quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón
Donde guardo el corazón

El marido de mi madre
En el último tren se marchó
Con una peluquera
Veinte años menor
Y cuando exhiben esas risas
De instamatic en parís
Derrotada en el sillón
Se marchita viendo falconcrest
Mi vieja, y piensa,

Quién me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón
Donde guardo el corazón.

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Princesa

Entre la cirrosis
Y la sobredosis
Andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
Y, en lugar de sonrisa,
Una especie de mueca.
¿cómo no imaginarte,
Cómo no recordarte
Hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa
De la boca de fresa,
Cuando tenías aún esa forma
De hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde, princesa.
Búscate otro perro que te ladre, princesa.
Maldito sea el gurú
Que levantó entre tú
Y yo un silencio oscuro,
Del que ya sólo sales
Para decirme, vale,
Déjame veinte duros.
Ya no te tengo miedo
Nena, pero no puedo
Seguirte en tu viaje.
Cúantas veces hubiera dado la vida entera
Porque tú me pidieras
Llevarte el equipaje.
Ahora es demasiado tarde, princesa…
Tú que sembraste en todas
Las islas de la moda
Las flores de tu gracia,
¿cómo no ibas a verte
Envuelta en una muerte
Con asalto a farmacia?
¿con qué ley condenarte
Si somos juez y parte
Todos de tus andanzas?
Sigue con tus movidas,
Pero no pidas
Que me pase la vida
Pagándote fianzas.
Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa

[nextpage title=»Calle Melancolía»]

Calle Melancolía

Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.

Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el númeor siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.

Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el númeor siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía

[nextpage title=»Contigo»]

Contigo

Yo no quiero un amor civilizado,
Con recibos y escena del sofá;
Yo no quiero que viajes al pasado
Y vuelvas del mercado
Con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
Yo no quiero sembrar ni compartir;
Yo no quiero catorce de febrero
Ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
Yo no quiero que elijas mi champú;
Yo no quiero mudarme de planeta,
Cortarme la coleta,
Brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
Yo no quiero columpio en el jardin;
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
Es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
No me pidas llegar a fin de mes;
Yo no quiero comerme una manzana
Dos veces por semana
Sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
Yo no quiero besar tu cicatriz;
Yo no quiero parís con aguacero
Ni venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
No me digas volvamos a empezar;
Yo no quiero ni libre ni ocupado,
Ni carne ni pecado,
Ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
Yo no quiero contigo ni sin ti;
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
Es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.

[nextpage title=»Y nos dieron las diez»]

Y nos dieron las diez

Fue en un pueblo con mar
una noche despues de un concierto;
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto
-«cántame una canción
al oido y te pongo un cubata»-
-«con una condición:
que me dejes abierto el balcó de tus ojos de gata»-
loco por conocer
los secretos de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.
los clientes del bar
uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar,
yo me dije:
«cuidado, chaval, te estas enamorando»,
luego todo pasó
de repente, su dedo en mi espalda
dibujo un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda;
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola…
y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
nos dijimos adios,
ojalá que volvamos a vernos
el verano acabó
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente,
y no halle quien de ti
me dijera ni media palabra,
parecia como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
no había nadie detrás
de la barra del otro verano.
y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del banco hispano americano,
tu memoria vengué
a pedradas contra los cristales,
-«se que no lo soñé»-
protestaba mientras me esposaban los municipales
en mi declaración
alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa
y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.

[nextpage title=»Por el bulevar de los sueños rotos»]

Por el bulevar de los sueños rotos

En el bulevar de los sueños rotos
Vive una dama de poncho rojo,
Pelo de plata y carne morena.
Mestiza ardiente de lengua libre,
Gata valiente de piel de tigre
Con voz de rayo de luna llena.

Por el bulevar de los sueños rotos
Pasan de largo los terremotos
Y hay un tequila por cada duda.
Cuando agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
Dibuja a Frida Kahlo desnuda.

Se escapó de cárcel de amor,
De un delirio de alcohol,
De mil noches en vela.
Se dejó el corazón en madrid
¡quien supiera reír
Como llora Chavela!

Por el bulevar de los sueños rotos
Desconsolados van los devotos
De san antonio pidiendo besos
Ponme la mano aquí macorina
Rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma negra de los excesos.

Por el bulevar de los sueños rotos
Moja una lágrima antiguas fotos
Y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
Cuando las canta Chavela Vargas
Y las escribe un tal José Alfredo.

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Peor para el sol

¿qué adelantas sabiendo mi nombre?,
Cada noche tengo uno distinto,
Y siguiendo la voz del instinto
Me lanzo a buscar…
Imagino, preciosa, que un hombre.
Algo más, un amante discreto
Que se atreva a perderme el respeto
¿no quieres probar?

Vivo justo detrás de la esquina
No me acuerdo si tengo marido
Si me quitas con arte el vestido
Te invito a champan.
Le solté al barman mil de propina
Apuré la cerveza de un sorbo
Acertó el que el templo del morbo
Le puso a este bar.

Peor para el sol que se mete a las siete
En la cuna del mar a roncar,
Mientras un servidor
Le levanta la falda a la luna.

Al llegar al portal nos buscamos
Como dos estudiantes en celo,
Un piso antes del séptimo cielo
Se abrió el ascensor.
Nos sirvió para el último gramo
El cristal de su foto de boda
No faltó ni el desfile de moda
De ropa interior.

En mi casa no hay nada prohibido
Pero no vayas a enamorarte
Con el alba tendrás que marcharte
Para no volver.
Olvidando que me has conocido,
Que una vez estuviste en mi cama,
Hay caprichos de amor que una dama
No debe tener.

(estribillo)

Es mejor, le pedí, que te calles,
No me gusta invertir en quimeras,
Me han traído hasta aquí tus caderas
No tu corazón.
Y después, para qué más detalles,
Ya sabéis, copas, risas, excesos
Como van a caber tantos besos
En una canción.

Volví al bar a la noche siguiente
A brindar con su silla vacía,
Me pedí una cerveza bien fría
Y entonces no se…
…si soñé o era suya la ardiente
Voz que me iba diciendo al oído,
Me moría de ganas, querido,
De verte otra vez.

[nextpage title=»Pongamos que hablo de Madrid»]

Pongamos que hablo de Madrid

Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.

Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me dejo la vida en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.

Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.

Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.

El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.

Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid