La nube híbrida

La expresión “nube híbrida” (del inglés hybrid cloud) hace referencia a una arquitectura informática que permite gestionar una gran cantidad de datos y servicios gracias a la combinación de distintos tipos de nubes: por ejemplo, nube privada y nube pública, dos o más nubes públicas, dos o más nubes privadas. La nube hibrida sirve para una variedad de usos: conectar varios ordenadores a través de una red, reforzar la estructura y los recursos informáticos existentes, permitir la incorporación de nuevos recursos y la correcta distribución de los cargos de trabajo, garantizar la gestión unitaria de los procesos mediante la automatización.

FUNCIONAMIENTO DE UNA NUBE HÍBRIDA

Las nubes públicas y privadas que operan dentro de una nube híbrida funcionan de forma muy parecida a las nubes públicas o privadas independientes: conectan los ordenadores mediante redes de área local (LAN), redes privadas virtuales (VPN) o redes de área amplia (WAN) e interfaces de programación de aplicaciones (API), extraen y agrupan los recursos a través de tecnologías de virtualización, repositorios o infraestructuras de almacenamiento definidas por software y distribuyen los recursos a los entornos en los que se ejecutan las aplicaciones por medio de un programa de gestión que realiza el aprovisionamiento gracias a un servicio de autenticación. La interconectividad, por tanto, es imprescindible para que la nube híbrida funcione: si las nubes no estuvieran conectadas entre ellas, no habría red, por lo cual la arquitectura no existiría.

VENTAJAS DE LAS NUBES HÍBRIDAS

Este tipo de arquitectura tiene numerosas ventajas. En primer lugar, garantiza la máxima flexibilidad, ya que permite elegir los recursos y su distribución dependiendo del tamaño de la empresa y de sus exigencias por lo que concierne la gestión de datos; este tipo de nube ofrece un acceso inmediato a los recursos para respaldar nuevas aplicaciones, apoyar proyectos de desarrollo y pruebas o hacer frente rápidamente a necesidades imprevistas. En segundo lugar, una nube híbrida requiere mucho menos espacio en las instalaciones comparado con un modelo basado en una nube privada. De esta manera, las empresas pueden administrar sus exigencias internas a través de una red privada y,  cuando los recursos informáticos superen la disponibilidad local, pueden ampliarlos automáticamente con una nube privada.

NUBES HÍBRIDAS: UNA SOLUCIÓN SEGURA

Otra duda que puede surgir a la hora de instalar una nube híbrida concierne la seguridad de la infraestructura. A este respecto, cabe señalar que estas arquitecturas reducen la posible exposición de los datos debido a su capacidad para gestionar los datos y las cargas de trabajo según una doble modalidad: utilizan una nube privada para proteger los datos sensibles o más críticos, y una nube pública para elaborar los datos menos críticos. Además, la infraestructura permite supervisar todas las políticas relacionadas con el cumplimiento de la normativa y la empresa, incluidas las auditorías y la seguridad. La arquitectura de la nube híbrida se compone de entidades únicas y separadas, pero muy interconectadas. Por último, para facilitar la migración dinámica de una entidad a otra, existen nuevos métodos de aplicación asociados al almacenamiento y a las API cifradas que favorecen la distribución de recursos y cargos de trabajo, al tiempo que aumentan el nivel de protección de los datos, los servicios y los sistemas.