El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico considera que dar el mismo tratamiento al gas y a la nuclear que a las energías «indiscutiblemente limpias» como la eólica o la solar fotovoltaica «no envía las señales adecuadas a la inversión limpia».
El departamento que dirige Teresa Ribera expresa así su posición después de que este miércoles la Comisión Europea haya decidido mantener estas dos fuentes energéticas en su propuesta de taxonomía, de modo que considera a ambas como inversiones verdes.
Así, desde el Ministerio indican que España siempre ha abogado por una clasificación basada en la ciencia y la evidencia, útil y creíble de modo que advierte de que la inclusión en la taxonomía verde de energías más costosas y contaminantes, con largos plazos de amortización, puede distraer fondos e inversiones que podrían destinarse en la dirección correcta: las tecnologías renovables.
Aún más, añade que, de hecho cabe la posibilidad de que el estándar de la UE se vea mejorado a nivel nacional por terceros países o, incluso, por sus estados miembros, aplicando la propuesta original, como hizo España con su primera emisión de bonos verdes en verano de 2021.
España ya expresó, junto con otros países, su rechazo al borrador inicial de la propuesta de taxonomía, al incluir estas fuentes energéticas.
En una rueda de prensa en Bruselas para dar cuenta de la decisión, la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinness, ha admitido que el Ejecutivo comunitario es consciente de la «gran división» que genera esta reforma, pero ha defendido que el documento final refleja un «equilibrio» entre las opiniones fundamentales de cada parte.
Bruselas asume que ni el gas ni la energía nuclear son energías neutras a nivel climático, ni tampoco renovables, pero defiende su papel como «actividades de transición» para alcanzar el objetivo de una economía descarbonizada en 2050, un concepto recogido en el segundo párrafo del proyecto presentado.