Gestionar bien el agua para no quedarnos sin ella

El ciclo de gestión integral del agua abarca todas las actuaciones encaminadas a obtener, distribuir y reciclar el líquido elemento. La primera fase, la captación, se realiza en ríos, embalses, pozos, manantiales y desalando en algunos casos.

Entre los recursos limitados de la tierra, uno de los prioritarios es el agua. Pese a que el planeta está repleto de aguas oceánicas, (Hasta el 71% de la superficie del globo terráqueo es agua salada), solo el 3% es dulce y apta para el consumo humano sin necesidad de intervención humana para desalarla o potabilizarla. Además, dos tercios de esta agua dulce están en los casquetes polares y los glaciares. Otro 20% de ella se encuentra en áreas remotas de difícil acceso. Además, gran parte de las fuertes lluvias, inundaciones monzónicas y tormentas no se puede aprovechar fácilmente. En definitiva, solo el 0,08% del agua dulce del mundo es explotada por la humanidad.

AGUA: RECURSO ESCASO

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El agua es un recurso esencial pero cada vez más escaso. Optimizarla es clave para que el mayor número de personas del planeta pueda tener acceso a ella. En España disponemos de agua distribuida de forma poco homogénea. Así, en el norte y en varias montañas de la península es un recurso abundante mientras en costas del sureste y zonas del sur, además de algunas zonas del interior es un recurso más bien escaso. Algunas desaladoras cubren una parte de estas necesidades, aunque consumen mucha energía que, en varios casos, puede ser generada de fuentes renovables.

La huella hídrica es el impacto medioambiental que se produce por el uso del agua y, para reducirla, las autoridades realizan esfuerzos para optimizar el consumo, algo que los habitantes estamos conminados a hacer también, porque es una misión común que afecta a toda la población.

Cuando hablamos de energías renovables, incluimos el agua para generar energía hidroeléctrica y lo hacemos considerando que su ciclo es constante. Tratamos de reaprovechar la que se ha consumido en los hogares para riego y otros usos, mediante la depuración para que vuelva a ser utilizable. Eso no significa que se trate de un recurso infinito para el consumo humano y por ello conviene aprovechar la investigación de las empresas que están creando elementos para disminuir la cantidad de agua que se desperdicia en el día a día. En el hogar hay duchas eficientes, limitadores de caudal para grifos y para el WC. También disponemos de electrodomésticos que cada vez utilizan menos cantidad de agua para su funcionamiento, como es el caso de los lavavajillas, las lavadoras y también los túneles de lavado para automóviles que economizan mucha cantidad de líquido elemento.

ENTORNO URBANO Y AGUA

Gestion De Agua. 3

La distribución de la población tiende a crear urbes cada vez mayores, con más habitantes y también una mayor superficie de cañerías que hay que revisar para evitar el deterioro de los tubos y también la pérdida de caudal. En la mayoría de ciudades puede haber problema de gestión por varios factores: los ríos y lagos que tienen cerca pueden ser insuficientes o estar contaminados; los recursos de agua subterránea que rodea estas ciudades pueden estar sobreexplotados; la capacidad de recogida de lluvia ser insuficiente; los sistemas de distribución y mantenimiento de tuberías pueden estar deteriorados con el paso del tiempo; las pérdidas de la red hay que evitarlas porque pueden ser muy elevadas. Por todo ello, las ciudades invierten muchas cantidades de dinero en informatización y control de distribución y también de la calidad del suministro.

Las capitales deben disponer en zonas a las afueras para realizar el tratamiento conveniente, depurando y consiguiendo que, una vez ha pasado por los hogares, pueda volver a regar los jardines, por ejemplo. Según la calidad del sistema de tratamiento de las aguas residuales el riego puede presentar riesgos para la salud, porque hay aguas grises y negras de cocinas, duchas e inodoros junto con aguas pluviales y, en general, pueden contener niveles excesivos de nutrientes y sales, así como una amplia gama de patógenos y metales pesados junto a rastros de antibióticos y disruptores endocrinos. Con una buena depuración, que obliga a una costosa inversión, se puede eliminar la mayoría de estos contaminantes para devolverla al uso urbano.

Para la industria, el proceso es similar, ya que se prohíbe verter aguas ya contaminadas o sucias a los ríos y manantiales bajo amenaza de fuertes multas. De este modo, las empresas deben invertir en mejorar sus sistemas de gestión de agua para consumir la mínima imprescindible y contaminar también la menor cantidad posible. Una vez utilizada, es conveniente transportarla a depuradoras para eliminar los residuos que pueda contener.

AGRICULTURA: MEJORAS PARA AHORRAR

Gestion De Agua. 3.1

La agricultura el sector en el que más agua dulce se emplea en todo el planeta. En concreto, el 70% de toda la que consumimos va a los cultivos. Al aumentar la población y consumir más alimentos, esta actividad económica ha ido creando soluciones para consumir cada vez menos agua y también evitar que la que ha podido contaminarse con productos químicos, llegue al consumo humano.

Con inversiones en todo el mundo sería posible producir los alimentos requeridos en la actualidad y en el futuro, evitando crisis y guerras por la falta de agua en varios puntos del planeta. Para ello es conveniente controlar los datos relacionados con el consumo de agua, reformar la gobernanza con una gestión eficiente por parte de las administraciones públicas, gestionar la demanda urbana, industrial y agrícola de tal forma que haya suficiente para todos.

CICLO INTEGRAL

El Ciclo Integral del Agua abarca una amplia gama de actuaciones en las que Agua y Gestión aporta sus servicios, desde la captación en origen del recurso hídrico, pasando por su potabilización, distribución, saneamiento y depuración y devolviendo finalmente el agua al medio natural en condiciones óptimas. Comprende las distintas fases que conlleva la gestión del abastecimiento y saneamiento de agua a poblaciones. La primera es la captación desde ríos, embalses, pozos, manantiales y desalación. En segundo lugar, el transporte y la distribución hasta las plantas de tratamiento que la potabilizan. En ellas, el tercer paso es desinfectar mediante procesos físicos y químicos para hacerla potable. A partir de ahí, la cuarta fase consiste en distribuirla de nuevo a través de redes lo más eficientes posible para evitar pérdidas de agua ya apta para el consumo humano, hasta las viviendas, las industrias y la agricultura. En quinto lugar, una vez utilizada, evacuarla mediante redes de alcantarillado para depurarla en estaciones para aguas residuales. Tras este sexto paso, vuelve a distribuirse para consumirla: bien en los hogares si su calidad lo permite, bien en agricultura, riego y procesos industriales. Con ello se completa el ciclo del agua.

Una gestión correcta del agua permite garantizar un uso sostenible; recuperar y proteger su calidad para el ecosistema y para el uso humano; promover el desarrollo social; garantizar el abastecimiento a precio razonable; respetar su carácter renovable; abarcar la demanda consiguiendo que todos se comprometan a consumir lo mínimo indispensable; garantizar su calidad y los valores ambientales asociados al líquido elemento y permitir que genere riqueza en la hidroelectricidad, la industria, el turismo, las piscifactorías o la agricultura de regadío.