Luis Alberto de Cuenca, XVIII Premio Internacional Federico García Lorca-Ciudad de Granada

El escritor Luis Alberto de Cuenca ha sido galardonado con el XVIII Premio Internacional Federico García Lorca-Ciudad de Granada, considerado uno de los más prestigiosos en el ámbito de la poesía escrita en español, y dotado con una cuantía de 20.000 euros.

El premio, que se ha dado a conocer este jueves en el Centro Lorca de Granada, reconoce la obra y la trayectoria de un autor contemporáneo y vivo, que, «por su valor literario», suponga «una aportación» a la literatura y la poesía hispánicas.

La organización ha reconocido el «eco en generaciones posteriores» de la obra de Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950), cuya obra se ha venido moviendo entre el ámbito clásico y unas «formas estéticas de estricta contemporaneidad», una combinación que lo hacen una «referencia» de la poesía en el siglo XXI, ha explicado, tras dar a conocer el veredicto, el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, como presidente del jurado.

El regidor granadino ha aseverado que, a través del Premio Federico García Lorca, la ciudad de Granada «vuelve a ser la referencia nacional e internacional» de la literatura, partiendo de la «figura fundamental» que es el poeta de Fuente Vaqueros.

Según Francisco Cuenca, el escritor, que fue secretario de Estado de Cultura con José María Aznar hasta el año 2004, se ha quedado «gratamente sorprendido» y «casi sin palabras», en una primera comunicación con él para trasladarle la decisión del jurado, que se ha tomado por unanimidad.

Se han presentado este año 38 candidatos de 16 nacionalidades, a propuesta de un total de 75 instituciones. Concedido a Yolanda Pantín el año pasado, en anteriores ediciones, han sido galardonados también con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca los poetas Julia Uceda, Darío Jaramillo, Ida Vitale, Rafael Cadenas, Eduardo Lizalde, Pablo García Baena, Fina García Marruz, María Victoria Atencia, José Manuel Caballero Bonald, Tomás Segovia, Francisco Brines, Blanca Varela, José Emilio Pacheco, y Ángel González.

En nombre del jurado, Enrique Andrés, de la Fundación Federico García Lorca, ha destacado la «singular trascendencia» de la obra de Luis Alberto de Cuenca, que es un autor «muy leído» y «seguido» en el ámbito de la «poesía en castellano» contemporánea, incidiendo en la referencia que significa también para «las generaciones más jóvenes» y la «estela» que deja en ellos su poesía.

Andrés ha situado los orígenes de De Cuenca en la poesía culturalista que representaban los novísimos, y ha explicado que su obra ha estado «muy marcada» por las referencias culturales que vienen de la antigüedad pero también en «tránsito» a un «mundo referencial» de «formas más coloquiales y apegadas a la estética popular», en la que tienen cabida muchas de las manifestaciones contemporáneas de las artes, como pueden ser el cómic, el cine, la novela gráfica o la música pop.

No en vano, Luis Alberto de Cuenca fue autor de algunas de las letras más conocidas de la Orquesta Mondragón, y sus poemas han sido también musicados por Gabriel Sopeña e interpretados por Loquillo. Sea como sea, con su obra consigue «entrar en convivencia con la más sofisticada erudición clásica», ha remachado Andrés, que ha recordado también su formación en la filología clásica, con reconocidas traducciones desde el griego clásico o el francés antiguo.

Su obra poética se inicia en 1971 con ‘Los retratos’ y prosigue con ‘Elsinore’, ‘Scholia’ y ‘Necrofilia’, en la línea de la poesía culturalista. Posteriormente, son rasgos reconocibles en su trabajo la ironía, el lenguaje coloquial, el distanciamiento o la mezcla de lo cotidiano y lo libresco, según ha informado la organización tras el acto, que ha tenido lugar en el Centro Lorca, con la presencia de, entre otras personalidades, Laura García-Lorca.

De Cuenca fue elegido académico de número de la Real Academia de la Historia en 2010, y su obra poética, en general, se viene caracterizando por una «lírica irónica y elegante, a veces escéptica, o desenfadada, en la que lo trascendental convive con lo cotidiano».