El Museo Reina Sofía ha presentado las nuevas salas que próximamente acogerán buena parte de las obras de la parte más actual de su colección, ampliando el espacio expositivo en 2.000 metros cuadrados y recuperando la reconstrucción original del siglo XVIII en el edificio Sabatini.
«Tienen un valor simbólico importante, porque hace tres siglos en esas salas fue donde se empezaron a presentar las primeras exposiciones. Ademas, es importante porque es el espacio que va a incluir la parte contemporanea del museo y, por todo ello, hoy es un día significativo», ha explicado el director de la pinacoteca, Manuel Borja-Villel.
Esta presentación coincide con la inminente apertura de la totalidad de la nueva colección y la celebración del tercer centenario del nacimiento del arquitecto Francesco Sabatini (1721-1797) que participó en la construcción del antiguo hospital general, luego convertido en Centro de Arte y posteriormente en museo.
«El mejor homenaje es el de haber recuperado parte de la fisonomía del edificio original, reconstruyendo la fachada y recuperando unas verjas para las ventanas originales. La propia arquitectura de estas salas es un trabajo a partir de la memoria del edificio», ha destacado el arquitecto de esta obra, Rafael Hernández.
«El granito, las bóvedas de cañón del siglo XVIII, el blanco y el mármol que transformaron el antiguo hospital en centro cultural y el metal de la intervención de Nouvel –que amplió el museo hacia la Ronda de Atocha– son los elementos que configuran la arquitectura de estas nuevas salas», ha añadido.
El final del recorrido para los nuevos visitantes supondrá también «una sorpresa», puesto que se encontrarán con una gran puerta recuperada del siglo XVIII que «abre el museo a la ciudad y a la realidad».
Con la culminación de este importante proyecto, ahora cercano al 100% de su ejecución, que fue iniciado hace dos años, se recuperan cerca de 2.000 metros cuadrados que han estado en las últimas tres décadas destinadas a almacenes de material, talleres de oficios y oficinas.
La reforma ha afectado fundamentalmente a la planta 0 del Edificio de Sabatini y se ha desarrollado con el museo abierto y a pleno rendimiento, pero también coincidiendo con la pandemia, «circunstancia a la que ha habido que ir adaptándose en determinados momentos».
El proyecto ha consistido en transformar unos espacios de uso interno en otros adaptados a los condicionantes tecnológicos de la museografía actual. Para ello se ha desarrollado una compleja red de instalaciones, organizada en torno a una galería de servicios de más de 150 metros de longitud.
Con la conclusión de este proyecto, no sólo se han generado nuevos espacios expositivos, ya que la reforma llevada a cabo permite también facilitar la comunicación entre los edificios de Sabatini y Nouvel. Hasta la fecha, no existía ninguna conexión en esa planta entre los dos inmuebles. Ahora se han incorporado nuevos puntos de enlace con los núcleos de comunicación verticales del edificio Sabatini para hacer que las futuras salas expositivas sean más accesibles.