El Museo Goya de Fundación Ibercaja incorpora 2 obras de los hermanos Bayeu

El Museo Goya de Fundación Ibercaja ha presentado este miércoles, 21 de julio, dos obras inéditas de los hermanos Bayeu, que se incorporan a su exposición en depósito, procedentes de una colección particular. Se trata de los retratos de los hermanos Don Felipe y Doña Rafaela de Palafox, dos aristócratas de ascendencia aragonesa pintados en torno a 1770. Este acto forma parte de los eventos conmemorativos del 275º aniversario del nacimiento de Francisco de Goya, cuñado de los Bayeu, con los que siempre mantuvo lazos profesionales y personales.

«Estas dos obras vienen a enriquecer y reforzar el discurso de la colección permanente, especialmente la escuela aragonesa de la segunda mitad del soglo XVIII», ha explicado la directora del Museo, Rosario Añaños, en la presentación de estos retratos, que han quedado expuestos en la sala principal, junto a las de Goya y los contemporáneos del genio de Fuendetodos, en el espacio dedicado a los hermanos Bayeu.

«Don Felipe de Palafox, consorte de Montijo, y Doña Rafaela de Palafox, duquesa de Híjar, lucirán aquí su mejor perfil en este entorno privilegiado que es la sala principal del museo», ha asegurado, por su parte, el director general de Fundación Ibercaja, José Luis Rodrigo Escrig, quien ha añadido lo siguiente: «Para nosotros es todo un orgullo acoger estas obras, que incrementan nuestra colección y el patrimonio aragonés, y agradezco la confianza de sus propietarios en nuestra pinacoteca».

El director general de Fundación Ibercaja ha indicado que se trata de «dos óleos sobre lienzo de aristócratas de la familia Híjar, una de las ocho grandes casas nobles del Reino de Aragón, que pasaron por herencia a los duques de Almazán, y desde 2008 ocho forman parte de una colección particular».

Estas dos obras «se exponen ahora por primera vez al público tras su cesión con carácter de depósito permanente», ha especificado Rodrigo, quien ha agradecido al equipo del área de Cultura de la Fundación Ibercaja y al Museo Goya el trabajo con estas dos obras, y ha reiterado «la importancia de Goya para nuestra Fundación».

Las obras formaban parte de una herencia familiar pero se desconocía su autoría. El especialista en pintura del siglo XVIII, Arturo Ansón Navarro, autor del estudio histórico-artístico de los cuadros, ha relatado cómo fue requerido por el propietario en el año 2014.

Pese a que los cuadros presentaban un aspecto muy amarilleado por la degradación de los barnices, Ansón ha comentado que dedujo de manera casi inmediata que el retrato de Don Felipe de Palafox procedía de los pinceles de Francisco Bayeu, «por la factura de la cabeza y de las manos».

Para Ansón nos encontramos ante un cuadro realizado para la boda del joven, como era costumbre en la época, por lo que el experto fijó su datación «en torno a 1770», momento en que se casó con la condesa de Montijo.

Al ver el cuadro de su hermana, Doña Rafaela Palafox, apreció que «aun siendo una buena obra, era de calidad inferior» al de Don Felipe y, tras una investigación, llegó a la conclusión de que se trataba de «uno de los primeros retratos realizados por su hermano pequeño, Ramón Bayeu», ha apuntado.

Las dos pinturas ha vivido una existencia procelosa: proceden de la familia Híjar, y fueron encargadas para formar parte de la galería de retratos de la residencia madrileña de los marqueses de Ariza, padres de los retratados. A lo largo de generaciones formaron parte del patrimonio de los sucesivos duques de Híjar, hasta que en 1930 pasaron a propiedad de los duques de Almazán, siendo incautadas por el Gobierno republicano durante la Guerra Civil y recuperadas por sus propietarios tras la contienda.

Las dos pinturas se han exhibido a lo largo de los años en las casas de esta estirpe de origen aragonés, pero sin conocerse su auténtica autoría. Se conserva una foto del salón del palacio del Duque de Híjar en Madrid, datada en la década de 1920-1930, pero sin identificar. Cuando el retrato del duque fue incautado en la República, se catalogó como ‘Caballero con armadura. Escuela española, siglo XVIII’.

Ansón ha subrayado cómo ambas pinturas reflejan «la importancia que los hermanos Bayeu como retratistas y sus relaciones con otros artistas contemporáneos». El experto ha recordado que Francisco Bayeu «era teniente director de la Academia de San Fernando y pintor de cámara de la Corte, y había realizado ya varios de los techos del Palacio Real de Madrid».

«Era un primera figura», ha concluido Ansón, quien ha señalado que el cuñado de Goya era uno de los favoritos de Anton Rafael Mengs, primer pintor de Carlos III, y tras la marcha del artista bohemio a Italia, se convirtió en el pintor español más importante de la Corte y de España en esos momentos. «Era lógico, por lo tanto, que el marqués de Ariza llamará a Francisco Gallego para que retratarse a su hijo», ha agregado.

Ansón ha apuntado precisamente la influencia de Mengs en el retrato de Don Felipe de Palafox «en la manera aplicar la pintura y el modelado del rostro». También Ramón Bayeu sigue el influjo de Mengs en el cuadro de Rafaela de Palafox, inspirado en el que el primer pintor de Carlos III realizó para María Josefa de Borbón.

DOS RETRATOS AL ÓLEO

El cuadro del conde, titulado ‘Don Felipe de Palafox y Croy D’Havré’, es un óleo sobre lienzo que mide 98,5 por 75,5 metros. Fue pintado en torno a 1768-1769 por Francisco Bayeu y Subías (1734-1795), poco después del matrimonio de don Felipe de Palafox con doña María Francisca de Sales Portocarrero, condesa de Montijo, cuando el conde tenía unos 30 años.

Es un retrato de más de medio cuerpo en el que el protagonista aparece en posición de tres cuartos con armadura, manto azul de nobleza y la mano derecha reposando sobre un casco de guerra, haciendo alusión a la actividad militar de este aristócrata español de origen aragonés.

Lleva peluca empolvada a la francesa, pero bajo ella se aprecia el pelo natural del joven que cae en cola de caballo por la espalda. Sobre un banco de piedra están unos guantes blancos y una carta cerrada, dirigida con al retratado, cuya caligrafía responde a la utilizada por el pintor.

El cuadro de Doña Rafaela de Palafox es también un óleo sobre lienzo, obra del pintor aragonés Ramón Bayeu, que lo firma. La duquesa aparece retratada de tres cuartos, sentada en un sillón rococó, con un vestido de raso azul, puntilla en el cuello y grandes lazos de color mostaza bajo el pecho y los antebrazos, siguiendo el modelo que Anton Rafael Mengs había pintado de la infanta María Josefa de Borbón.

La aristócrata aparece con el cabello peinado en forma de bonete, con bucles en la parte superior, y lleva un collar de perlas de doble vuelta y una pluma negra en el centro, según la moda de la década de 1770.

Este retrato sería «uno de los primeros realizados por Ramón Bayeu», ha afirmado Arturo Ansón sobre esta obra que, anteriormente, había sido atribuida a Antonio González Velázquez e incluso al propio Anton Rafael Mengs. La actividad de Bayeu como retratista, ha puntualizado, «fue más importante de lo que se creía, siendo muy apreciado por el rey Carlos IV, que le nombró pintor de cámara».

La incorporación de estas dos nuevas obras se unen a los actos que se llevan a cabo en el Museo Goya de la Fundación Ibercaja, con motivo del 275º aniversario del nacimiento del artista de Fuendetodos. Dentro de estas actividades, actualmente puede verse en el Museo la exposición ‘La estela de Corrado Gianquinto en España: de González Velázques y Bayeu a Goya’.

Esta muestra que puede visitarse hasta el 26 de septiembre en las salas de exposiciones temporales del centro y que reúne una treintena de obras de pintores como Goya, Francisco Bayeu, Antonio González Velázquez, José Luzán, Manuel Bayeu y Antonio Preciado de la Vega.