El juez cierra ‘Kitchen’ para policías implicados en la vigilancia a la mujer de Bárcenas

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha decidido archivar provisionalmente la investigación sobre la llamada ‘Operación Kitchen’ para dos policías, el comisario José Francisco González García y el inspector Jesús Vicente Galán, que estaban imputados por participar en los seguimientos a la mujer del ex tesorero del PP Luis Bárcenas, al considerar que se limitaron a cumplir órdenes.

González García era el jefe del Área Especial de Seguimientos durante la época en la que se habría desarrollado la ‘Operación Kitchen’, por lo que su cometido era coordinar todos los servicios de la misma, entre ellos el dispositivo de vigilancia a la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias.

Una información desclasificada ha revelado una serie de notas elaboradas por agentes del Área Especial de Seguimientos, servicio adscrito a la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCO), que revelan vigilancias a Iglesias y su entorno por «orden y comunicación» del entonces jefe de la UCO, Enrique García Castaño.

Estas revelaciones, ha explicado el juez, coinciden con lo declarado por González García, según el cual García Castaño le ordenó que creara un equipo para vigilar a Iglesias con el supuesto objetivo de obtener información sobre el dinero que los Bárcenas pudieran esconder y las personas que les habrían ayudado.

De acuerdo con el relato de González García, reproducido por el magistrado, el jefe de la UCO le indicó que el equipo de vigilancia debía estar preparado para hacer el seguimiento cuando él lo requiriera. Primero fueron puntuales, pero desde agosto de 2013 –en torno a las fechas en las que habría arrancado ‘Kitchen’– fue continuo. Solo acabó cuando Iglesias se dio cuenta de que la observaban.

En cuanto a Galán, jefe de sección de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) en ese momento, sostuvo en su comparecencia ante García-Castellón que el responsable de esa unidad, Marcelino Martín Blas, le ordenó establecer una vigilancia en la calle General Díaz Porlier de Madrid, cerca de la casa de Bárcenas, para localizar un coche, sin explicar por qué. Una agente que participó en ello, testificó que el motivo que les trasladó Galán era que podía haber una mujer en peligro.

Tanto la agente como Galán contaron al titular del Juzgado de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional que, al llegar a dicha calle, advirtieron que había otros policías haciendo guardia y, tras comprobar las matrículas de los vehículos, confirmaron que eran agentes de la Comisaría General de Información. Entonces, el imputado sugirió poner fin al seguimiento y así lo hizo.

SUJETOS AL ORDEN JERÁRQUICO

Con todo, el juez ha estimado que ambos actuaron «en cumplimiento de un deber y, por tanto, su actuación resultaría amparada por una causa de justificación, debiendo proceder al sobreseimiento provisional de las actuaciones al no haber resultado debidamente acreditada su participación en los hechos».

García-Castellón ha subrayado que se limitaron a «seguir órdenes de su superior jerárquico», sin que del curso de la investigación pueda deducirse que sabían lo que estaba pasando con ‘Kitchen’.

A este respecto, ha recalcado que la Policía Nacional es un «cuerpo organizado» donde «los mandos inferiores están sujetos a las instrucciones de los superiores, salvo que tengan motivos para sospechar de la ilicitud del mandato».

El mandato de la ‘Operación Kitchen’, que se habría orquestado desde el Ministerio de Interior y financiado con fondos reservados, habría sido montar un espionaje parapolicial a Bárcenas y su familia para conseguir la documentación comprometedora que pudiera tener sobre el PP y sus dirigentes y evitar así que llegara a manos de la Justicia.