Obiten ve un «grave error» los campamentos de migrantes

El director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife (OBITen), Vicente Zapata, tilda de «grave error» el modelo de macrocampamentos de migrantes impulsado por el Gobierno central para acoger a los más de 7.000 migrantes que aún quedan en las islas y aboga por un nuevo modelo de acogida «sin imposición ni improvisación».

«El modelo no es adecuado, tener a 2.400 personas en un espacio provisional y con carencias no es nada positivo para nadie, ni para los alojados ni para los vecinos», detalla y en referencia al campamento de migrantes de Las Raíces, en el municipio tinerfeño de La Laguna.

Zapata sostienen que los hoteles tampoco eran adecuados y reclama trabajar en instalaciones más pequeñas, con menos usuarios y más insertadas en la trama urbana, donde la población local no vea la afluencia de migrantes «como una amenaza» y que se puedan incorporar a la dinámica de un barrio durante un tiempo ya que Canarias debe seguir como lugar de «tránsito migratorio» ante su falta de capacidad para integrar a tantas personas.

Así, detalla que las reacciones contrarias de algunos vecinos próximos a los macrocampamentos o a los hoteles es «hasta cierto punto lógica» porque ven «como se genera un espacio nuevo» en su barrio y para un uso «que no estaba previsto», caso de lo que ha ocurrido con ‘Canarias 50’ en La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria.

En esa línea, advierte de que la sociedad canaria está al «filo de la navaja» y muchas personas «se pueden decantar» hacia una actitud negativa con los migrantes o positiva, con ganas de ayudar y luchar por su integración.

«Llevarles ropa está bien, hay que hacerlo, pero hay que organizar actividades conjuntas con la ciudadanía», indica.

ES NORMAL QUE HAYA TENSIONES

En su opinión, «tenemos el reto de gestionar la situación actual, en beneficio de todos los actores y pensar en un modelo, los flujos no se van a detener y vamos a seguir teniendo llegadas como las los últimos 27 o 28 años», señala.

Zapata entiende que haya «muchas tensiones» dentro de los campamentos –en Las Raíces ha habido cinco detenidos tras dos reyertas– porque los migrantes llevan muchos meses en Canarias «contra su voluntad» y con su proyecto migratorio truncado, sin poder trabajar ni enviar dinero a sus familias.

«No quieren seguir aquí, algunos han llegado hasta puertos y aeropuertos pero no se les ha permitido viajar y otros sí lo han conseguido, y eso influye», destaca, lamentando que sufran esta situación cuando solo están afectados por una falta administrativa.

El también profesor de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna (ULL) entiende que Canarias «debe asumir su cuota de acogida» pero el «plan A» del Gobierno central tenía que haber sido la utilización de recursos públicos en todo el Estado y las derivaciones.

Zapata afirma que Canarias «debe tener en la mente» la llamada ‘crisis de los cayucos’ de 2006 porque «cada cierto tiempo se puede repetir», de ahí que demande una red de centros polivalentes cuyo uso se destine a la población local cuando la presión migratoria sea baja.

«Toca asumir que somos territorio fronterizo y de tránsito migratorio, hay que asumirlo tras tres décadas, la evidencia está ahí, tenemos que estar preparados para un fenómeno que se puede reproducir», comenta.

ES «POSITIVO» CONOCER LAS HISTORIAS EN PRIMERA PERSONA

A diferencia del periodo 2005-09, apunta que ante, los migrantes estaban retenidos en los CIE y ahora «son libres» y se mueven por el entorno y es «hasta positivo» para la población residente «conocer sus historias» en primera persona.

A modo de ejemplo del cambio, no minusvalora el hecho de que no haya wifi en Las Raíces –una de las quejas de los migrantes– porque a través del teléfono móvil, es una de las fórmulas para poder estar en contacto con sus familias en los países de origen y «evitar problemas de salud mental».

Zapata concluye lamentando que no se haya aprendido nada desde la última ‘crisis’ migratoria: «2006 nos avisó de que esto podía repetirse y no tener una respuesta diferente 14 años después en una sociedad avanzada como la nuestra, deja mucha que desear».