Un equipo internacional de científicos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona y del National Oceanography Centre (NOC) de Southampton (Reino Unido) ha estudiado por primera vez los factores que han controlado el desarrollo de los arrecifes de coral de aguas frías en el Mediterráneo occidental durante los últimos 400.000 años.
Los resultados de esta investigación, que aparecen en un artículo reciente de la revista ‘Quaternary Science Reviews’, proporcionan información inédita sobre el impacto del clima en la formación de estos arrecifes.
Según este trabajo, los corales de aguas frías han estado creciendo casi continuamente en el Mediterráneo durante los últimos 400.000 años, incluso antes de la aparición de los primeros neandertales.
No obstante, se cree que podrían haberse empezado a formar mucho antes, ya que sólo se ha descrito la parte más superficial –10 metros– de un arrecife en el Mar de Alborán que mide, en total, entre 80 y 90 metros de altura. Y es que, en estos arrecifes, a mayor profundidad, mayor antigüedad de los corales, ya que las nuevas generaciones crecen por encima de las anteriores.
Para el desarrollo del estudio, los investigadores utilizaron la datación por ablación láser, una técnica que consiste en reducir a pedazos e ionizar muestras con un espectrómetro de masas para determinar la edad de 110 esqueletos de coral de aguas frías.
Combinado con otros análisis, esto ha permitido a los científicos describir cuándo y gracias a qué factores ambientales tuvieron lugar los principales periodos de formación de los arrecifes.
AFECTADOS POR EVENTOS CLIMÁTICOS A MILES DE KILÓMETROS
En general, los distintos análisis revelan que el crecimiento de los corales y la formación de los arrecifes se han visto afectados por grandes cambios en el clima durante el periodo de tiempo estudiado.
«Las oscilaciones climáticas asociadas a las edades de hielo, los cambios en la productividad de la superficie del mar y las variaciones del nivel del mar parecen ser los principales factores que controlan el desarrollo de estos arrecifes de coral de aguas frías», explica Guillem Corbera, estudiante de doctorado del NOC y de la Universidad de Southampton.
Además, según indica, los intensos y prolongados eventos monzónicos que se produjeron en la parte oriental del Mediterráneo tuvieron un impacto perjudicial para el desarrollo de los arrecifes estudiados, aunque tuvieran lugar a miles de kilómetros de distancia de estos.
«A lo largo de los últimos 400.000 años, dependiendo de las condiciones climáticas, diferentes especies de corales dominaron estos arrecifes. Esta investigación nos ayuda a entender cómo los arrecifes de coral de aguas frías pueden reaccionar a los efectos causados por el cambio climático actual», afirma el investigador del ICM-CSIC Claudio Lo Iacono, que descubrió estos arrecifes hace ya algunos años y que ahora ha dirigido este estudio.
Hasta la fecha, algunos investigadores habían determinado la edad de algunos corales de aguas frías del Mediterráneo con el objetivo de relacionar los patrones de formación de los arrecifes con diferentes factores ambientales. No obstante, a diferencia del presente, nunca se había llegado a descubrir lo que pasó más allá de los últimos 15.000 años.
ECOSISTEMAS VULNERABLES
Al igual que los arrecifes de coral tropicales, los arrecifes de coral de aguas frías son grandes ‘hotspots’ de biodiversidad. La principal diferencia es que estos últimos no dependen de la simbiosis con algas microscópicas, y, como consecuencia, pueden encontrarse a mayor profundidad que los tropicales, donde no llega la luz solar.
A pesar de su singularidad y papel clave en el océano, siguen siendo ecosistemas muy poco conocidos, lo que dificulta su protección. De hecho, están catalogados por las Naciones Unidas, la Comisión OSPAR y la Comisión General de Pesca del Mediterráneo como ecosistemas vulnerables.
El estudio está financiado por la Graduate School of the National Oceanography Centre (GSNOCS), el ICM-CSIC, la ONG Oceana y el proyecto EuroFleets Gateway. Asimismo, la investigación se ha beneficiado de la colaboración con los institutos de investigación alemanes MARUM y GEOMAR, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Gante.