Una obra en el TNC da voz a las supervivientes de la violencia sexual en la guerra de Bosnia

El Teatre Nacional de Catalunya (TNC) acogerá la obra de teatro ‘Encara hi ha algú al bosc’, que da voz a las supervivientes de la violencia sexual de la guerra de Bosnia y a los hijos nacidos de esas violaciones, a partir de este jueves y hasta el 7 de febrero, tras su paso por el Festival Temporada Alta de Girona.

Joan Arqué dirige la obra y Anna Maria Ricart es su autora, junto al equipo de Conflicte i Cultura, y Arqué ha explicado en rueda de prensa este martes que aunque el proyecto interpele a los años 90, la obra «habla desde el ahora» y se pregunta cuándo acaba realmente una guerra, si realmente acaba para sus supervivientes.

«Todo esto que veréis pasó, les pasó, nos pasó» es la frase que se proyecta en la pantalla durante la función, y que Ricart ha destacado en su intervención porque a su juicio define muy bien la obra, que está hecha a partir de los testimonios de los supervivientes, en diálogo con una autoficción de la dramaturga.

Del conflicto remarcan el hecho de que tuviera lugar a dos horas de avión de Barcelona, en un momento importante para la ciudad catalana –puesto que fue el año de los Juegos Olímpicos–, lo que sirve para que los espectadores puedan recordar qué hacían ellos mientras pasaban estas cosas en otra parte del mundo.

Montse Esteve, Judit Farrés, Ariadna Gil, Erol Ileri, Òscar Muñoz, Pep Pascual y Magda Puig forman el elenco de la obra.

LUZ Y OSCURIDAD

La investigación y documentación para el proyecto corrió a cargo de Teresa Turiera-Puigbò, que ha dicho en su intervención que la obra va dirigida también a aquellos que no habían nacido o eran todavía muy jóvenes en 1992, puesto que considera que «vale la pena que reflexionen sobre temas como la memoria histórica, el papel de la mujer en los conflictos, la impunidad y la reconciliación».

Arqué también ha remarcado que no es una historia «solo de oscuridad», sino que a su parecer también hay luz, porque hay lucha y reivindicación, y porque las mujeres no se sienten víctimas sino supervivientes.

UNA «BOFETADA»

Gil ha descrito la obra como una «bofetada», porque habla de cosas que continúan pasando, con un montaje hecho a su juicio con dureza y crudeza.

«Vemos continuamente como nosotros, la sociedad, vive estas cosas y continúa su vida como si nada», ha explicado, y ha destacado el tono de la obra, que no se recrea en lo que fue la guerra, sino que se centra en el hoy y el nosotros.

EXPOSICIÓN DE FOTOS

El proyecto cuenta también con una exposición fotográfica que parte de las dos realidades generacionales –la de las mujeres víctimas de torturas y violaciones durante la guerra y la de los hijos nacidos de esas violaciones–, y que se podrá ver en el Centre Cultural La Model de Barcelona hasta el 30 de enero.

Las fotografías son de Oriol Casanovas y del resultado de un trabajo de investigación de Cultura i Conflicte, y el planteamiento del espacio expositivo incluye imágenes de estos protagonistas e invita al visitante «a sumergirse en una instalación que hace revivir elementos de su vida cotidiana durante y después de la guerra».