Especial 20 Aniversario

Esto es lo que le pasa a tu conciencia cuando duermes

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De lo que pasa en nuestro cuerpo cuando estamos dormidos sabemos bastante, de la conciencia no tanto. En las llamadas unidades del sueño de muchos centros de investigación se pone a un “sujeto” a dormir la mona y se monitorizan todas las variables de su organismo. Se mide el pulso cardiaco, se le hace un escáner cerebral, se sigue la tensión de sus músculos…Todo lo que uno se pueda imaginar. De hecho, cuesta creer que alguien pueda dormirse estando como está el “sujeto” todo cableado y cubierto entero de parches. Y pese a todo ese despliegue científico y tecnológico, apenas sabemos nada de lo que ocurre “dentro” de nosotros mientras dormimos.

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De los sueños, por ejemplo, no sabemos más que especulaciones y conjeturas. Sigmund Freud le dedicó un ambicioso libro al asunto, pero no pasa de ser simple literatura . Pero, ¿por qué soñamos lo que soñamos?, ¿qué función cumplen los sueños?, ¿en qué estado se encuentra nuestra conciencia cuando no estamos despiertos? Todo lo que pasa en el momento en que cerramos los ojos es territorio incógnito y misterioso para la ciencia. Un nuevo estudio intenta adentrarse en esas inciertas cuestiones.

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Áreas cerebrales de la conciencia

conciencia

Para conseguir tan ambicioso objetivo, midieron mediante un escáner la actividad cerebral de hombres adultos cuando se quedaban dormidos y cuando se les inyectaba anestesia. Este tipo de escáner permite tener una imagen en tiempo real de la actividad cerebral, lo cual ayuda a saber cómo evoluciona el cerebro y cómo va pasando por distintas fases según la situación en que se encuentre. A mitad del experimento, los investigadores despertaban al paciente de forma súbita para entrevistarlo y que con su experiencia confirmase si estaba siendo consciente de lo que sucedía a su alrededor. Así, cruzando la imagen cerebral y las experiencias de los sujetos, fueron acotando los diferentes estados de conciencia por los que se pasa durante el sueño. 

Poco a poco consiguieron establecer que los cambios en la “conectividad” se relacionaban estrechamente con una serie de áreas del interior del cerebro. Entre ellas se cuenta el tálamo, que interpreta señales motoras, el cortex cingulado, relacionado con la formación de emociones, o el giro angular, cuya función está vinculada a la cognición espacial, la memoria y la atención. El estudio descubrió que esas regiones tienen menos flujo sanguíneo cuando los voluntarios perdían la “conectividad”. Además, la sangre volvía a fluir con normalidad en el momento en que recuperaban la conciencia. Esto sucedía tanto en el sueño natural como en el inducido por anestesia. 

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