Posiblemente este 2020 no se va a borrar nunca de nuestra memoria. Ha sido un año díficil, raro, doloroso y, para encima de todo, aún no sabemos si vamos a poder despedirnos de él reunidos con nuestra familia. La Navidad de este año va a ser muy distinta a la que estamos acostumbrados, y es más que probable que no vayamos a poder reunirnos con tíos, primos y demás familia extensa. Para muchos, esto puede suponer un fuerte mazazo para su salud mental. De todos modos, los expertos sugieren que es importante intentar afrontar la Navidad con optimismo y buen ánimo.
Y eso es fácil decirlo, pero en ocasiones no es tan fácil conseguirlo. Pese a todo, la Navidad es siempre un momento de alegría y esperanza, una época que tenemos asociada en nuestra memoria a momentos felices de la infancia y a la familia. En definitiva, eso que se llama espíritu navideño tiende, lo queramos no, a influir en nuestro estado de ánimo esas semanas. Y, según aseguran varios psicólogos que han estudiado el tema, poner decoración navideña en casa puede contribuir a levantarnos el ánimo en estas navidades raras del 2020.
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La Navidad nos levanta el ánimo
Cabe hacerse una pregunta ante esta hipótesis de que la decoración navideña y el ambiente festivo pueden alegrarnos la vida. ¿Se trata de una felicidad y una alegría real, o simplemente es una sugestión inducida por el ambiente? Y parece ser que la respuesta a esta cuestión es que no hay diferencia entre lo uno y lo otro. Lo que vemos y sentimos a nuestro alrededor nos condiciona de la misma forma en que lo hacen las emociones internas.
Ese ambiente que condiciona, incluso determina, nuestro estado de ánimo está compuesto de numerosos factores. Es la decoración, por supuesto, en la casa y en la calle, son los colores que asociamos a esta época del año, las comidas, los villancicos…Todo ello contribuye a activar nuestra mente, a establecer paralelismos, a recordar al fin y al cabo y a modificar nuestro estado de ánimo.
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Luces de Navidad
Estamos ya a finales de noviembre, y se siente la navidad a la vuelta de la esquina. Uno de los primeros signos son los dulces navideños en las estanterías de los supermercados. Dentro de poco se encenderán las luces en la calle, uno de los factores más decisivos para estimular nuestro cerebro. Las luces son además una excelente estrategia mercadotécnica, pues al mejorar el el humor de los ciudadanos tienden a animarse a comprar más y a hacer regalos más generosos.
Las luces son un elemento sensorial de gran poder. A ello se le suman en estas fechas los colores típicos, sobre todo el verde del muérdago y los árboles de navidad y el rojo de Papá Noel. También la música, las canciones alegres y pegadizas que llevamos cantando desde la infancia meten a nuestro organismo en un estado mental diferente. La psicología lleva décadas estudiando la psicología del color y la de la música, principalmente para su aplicación en la publicidad.
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Psicología de los colores
La psicóloga Deborah Serani es experta en estas cuestiones. “Cuando se introducen nuevos elementos y cosas novedosas en nuestro ambiente nuestros sentidos se ven estimulados”, explica. “Nuestros sentidos son, por supuesto, un reflejo del estado psicológico y fisiológico en el que nos encontramos. Ese es el motivo por el que cosas como las luces, el color y los sonidos pueden hacer que nos sintamos bien”.
El pasado mes de febrero, la Swiss National Science Foundation publicó un interesante artículo al respecto. Con el título de “To see or not to see: Importance of color perception to color therapy”, la investigación demuestra que es posible reducir el estrés y la ansiedad de las personas exponiéndolas a determinados colores. Utilizando lo que llaman la “terapia del color” descubrieron que un porcentaje significativo de pacientes mejoraba sus niveles de estrés y ansiedad.
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La nostalgia nos hace optimistas
Aunque sea un sentimiento considerado negativo, lo cierto es que la nostalgia cumple su papel en la delicada ecuación de la felicidad humana. Cuando estamos en navidad es imposible no recordar otras navidades del pasado, de nuestra infacia y adolescencia. La navidad es la única época del año que siempre es más o menos igual. Las mismas luces, las mismas canciones, las mismas fiestas.
Si ponemos el árbol de navidad es más probable que nuestro cerebro recuerde los momentos felices vividos en navidades anteriores. Ese simple pensamiento ya va a contribuir a levantarnos el ánimo y hacernos sentir esperanzados. Un grupo de psicólogos de la Universidad de Southampton publicó en 2013 una investigación cuyo título ya es por sí mismo muy elocuente: “De vuelta al futuro. La nostalgia incrementa el optimismo”.
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Tómate un respiro
Es importante mentalizarse de que estas navidades no se van a parecer mucho a las de otros años. Pero aceptarlo cuanto antes nos ayudará a mantenernos de buen ánimo y ayudaremos a nuestra salud mental. Pese a que las fiestas vayan a ser diferentes, es decisivo tomarnos un respiro, descansar unos días y estar tranquilos con nuestra familia. El psicólogo Vaile Wright dice que estas navidades “pueden ser una oportunidad para inventar nuevas tradiciones”. Y da ideas:
“Poner la decoración de navidad unos días antes a lo habitual, por ejemplo, para así traer alegría a nuestra casa”. Disfrutar de unas semanas caseras, a la luz del árbol de navidad, pasar tiempo con los nuestros. La oportunidad de desconectar unos días del trabajo nos debe ayudar a encarar con fuerza el año nuevo que vendrá y que, seguramente, será mucho mejor que este 2020.
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