El «burnout» es un problema: consejos para no quemarte en el trabajo

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Por algún motivo nos encanta ponerle nombres a inglés a las cosas. El famoso “burnout”, por ejemplo, es el “quemarse” en castellano de toda la vida. Se habla de eso, de “burnout” o de “quemarse” cuando un trabajo nos estresa, nos abruma y nos procura más angustias que satisfacciones. Es un problema más común de lo que nos pensamos, pues no todo el mundo tiene la suerte de trabajar en un lugar en el que se siente feliz y valorado.

El burnout tiene, como es evidente, efectos negativos en la salud a corto y a largo plazo. No en vano, este mismo año ha sido añadido a la lista de diagnósticos médicos de la Organización Mundial de la Salud. Según explica David Ballard, director de la prestigiosa American Psychological Association, el burnout se genera cuando hacemos frente a una situación de estrés crónica y prolongada. Los efectos de esta situación son altamente dañinos para todo el organismo y sus repercusiones podrían llegar a ser bastante graves.

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Distribuir las tareas

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Los trabajadores que están atravesando una situación de burnout suelen tener muchas dudas a la hora de priorizar las tareas. Se pierden y no saben reaccionar, ni qué es importante hacer ahora mismo y qué cosas se pueden dejar para más adelante. “Cuando alguien ve que todo, cualquier cosa es de máxima prioridad, no sabe cuando parar”, asegura Adam Goodman, otro experto en el tema. 

Por ese motivo, los jefes y encargados deberían ser muy claros a la hora de asignar jerarquías y prioridades con el trabajo que mandan. De ese modo, sus empleados sabrán a qué atenerse y qué deben hacer en primer lugar. “Además”, dice Goodman, “los jefes deberían preguntarles a sus trabajadores qué tareas tienen pendientes y cómo están de cargados. De esa forma, podrán distribuir las tareas de forma más eficaz entre la plantilla”.