La Organización Colegial de Enfermería ha elaborado una infografía y un vídeo animado donde se enseña a la población en general a elegir las mascarillas de tela que más protejan frente al COVID-19, a la espera de la regulación oficial anunciada por parte del Ministerio de Consumo para normalizar la comercialización de este tipo de mascarillas. En concreto, los enfermeros recomiendan no adquirir aquellas que aguanten menos de cinco lavados, composición, periodo y tiempo recomendado de uso nunca mayor a cuatro horas seguidas o intermitentes.
Según explican, lo primero que hay que tener en cuenta es que este tipo de mascarillas no son productos sanitarios ni equipos de protección individual (EPI). «Esto significa que estos productos no están recomendados para ser utilizados en ambiente sanitario y sin guardar distancia de seguridad con otras personas», señalan.
Así, resaltan que lo primero que hay que tener en cuenta para adquirir una mascarilla de tela es analizar la ficha técnica del producto, que debe especificar: que cumple la normativa UNE-EN 0065 (o la homóloga europea -CWA17553-), es decir, que tiene una filtración mayor o igual a 90 de dentro afuera, que está homologada, testada y fabricada según estándar.
Además, en la ficha de producto se deben encontrar las recomendaciones de lavado del fabricante el número de lavados que soporta. También destacan la importancia de que en ella se especifique la eficacia de filtración y respirabilidad. Teniendo en cuenta su cumplimiento los estándares de fabricación, la Organización Colegial de Enfermería las ha clasificado en función de si su uso está recomendado, las que podrían usarse de forma ocasional y las que no recomienda su uso en ningún caso. Las recomendadas son aquellas que están homologadas, cumplen la normativa y están testadas.
Las que podrían usarse de forma ocasional son aquellas que son de elaboración casera, pero se han utilizado los materiales autorizados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. «Es cierto que no están ni homologadas, ni testadas y no cumplen la normativa, pero sí cuentan con los materiales adecuados para protegernos», argumentan.
Sin embargo, insisten en que las que no deben no deben usarse en ningún caso son «las caseras que no empleen los materiales recomendados ni las que se venden en establecimientos comerciales, pero no cumplen la normativa».
Por otro lado, el presidente de los enfermeros, Florentino Pérez Raya, comenta que «no solo es importante conocer bien las características del producto para que nos proteja». Debemos saber cómo utilizarlo correctamente, nunca olvidar realizar una correcta higiene de manos antes y después de manipularlo y saber guardarlas de forma correcta para que no se contaminen con agentes externos», puntualiza.
En este sentido, recomiendan buscar sistemas recordatorios para acordarse de cambiarlas aproximadamente a las cuatro horas de uso y para saber si toca lavarlas o desecharlas. «Una alarma en el móvil o anotación en nuestra agenda personal puede ser un buen sistema para acordarnos de que ya se ha cumplido el tiempo de usabilidad de nuestra mascarilla», explica el presidente de los enfermeros. También es importante llevar la cuenta de los lavados y establecer un sistema recordatorio de este aspecto.
Además, proponen una serie de soluciones para evitar que se contaminen: guardarlas en bolsas transpirables entre uso y uso, llevar dos bolsas para guardar en una las sucias y en otras las limpias, no utilizar cordones sin funda para colgarlas y manipularlas siempre desde las gomas o tiras. Desde la Organización Colegial de Enfermería también se recomienda a la población llevar siempre una mascarilla de repuesto. «Siempre se nos puede mojar, romper o perder», apostilla Pérez Raya.