Una víctima de ETA al etarra ‘Fermín’ en los pasillos de la AN

Una familiar de dos víctimas del terrorismo ha increpado a los miembros de ETA José Antonio López Ruiz, alias ‘Kubati’, y José Miguel Latasa Guetaria, ‘Fermín’, que están siendo juzgados en la Audiencia Nacional por su presunta participación en el atentado terrorista perpetrado en 1986 en el cuartel de la Guardia Civil de Aretxabaleta (Guipúzcoa), en el que murieron dos agentes, y ha recordado que la banda terrorista ha matado a su padre y a su hermano.

Ha sido justo una vez que ha concluido la vista oral, que ha comenzado este jueves, cuando la hermana de uno de los guardias civiles que murieron en el atentado que está siendo juzgado se ha enfrentado, en los pasillos de la Audiencia Nacional, a ‘Fermín’. Después, junto a otros familiares de víctimas del terrorismo, que han asistido como público al juicio, ha esperado en las puertas de la sede judicial a ‘Kubati’.

La víctima ha recriminado a Latasa Guetaria que la banda terrorista primero «mató» a su padre, el magistrado del Tribunal Supremo José Antonio Mateu Cánovas, y luego a su hermano, el teniente Ignacio Mateu Istúriz. «Han sido 34 años de lucha, de impotencia, y por fin hemos conseguido esto que para nosotros es un éxito (*) En ocho tuvimos dos bajas por la banda terrorista», ha explicado a los medios de comunicación a las puertas de la Audiencia Nacional antes de que comenzara el juicio.

Por su parte, ‘Kubati’ también ha recibido los gritos e insultos de los familiares de las víctimas del atentado, quienes le esperaban a su salida de la sede judicial. «Asesino» y «cobarde» han vociferado.

La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha comenzado este jueves a el juicio contra estos dos miembros de ETA por este atentado que tuvo lugar hace 34 años mediante la colocación de varios artefactos explosivos con la intención de «causar la muerte de cuantos agentes de la autoridad» se aproximaran a ellos, según afirma el escrito de acusación de la Fiscalía, que solicita para cada uno de ellos 66 años de prisión.

Ambos acusados, en libertad desde 2013, han negado su participación en el atentado de Aratxabaleta en la madrugada 26 de julio de 1986 alegando que estaban preparando otra acción terrorista en la localidad de Ordizia, que dejó esa misma noche dos heridos leves.

ZONAS ASIGNADAS

Los acusados han admitido que pertenecían al comando ‘Goiherri-Costa’ de la organización terrorista, pero han precisado que en la zona de Guipúzcoa había varios grupos independientes y que cada uno tenía una zona asignada y que no podían intervenir en otra sin permiso de la dirección de la organización terrorista.

En este sentido, Latasa, conocido en la banda como ‘Fermín’, ha afirmado que se encargaba de comprar materiales, como llaves, tornillos, tubos de fontanería, cortarlos y entregarlos a su comando, del que era responsable ‘Kubati’, para que los guardara, así como de tareas de vigilancia.

‘Kubati’ ha ratificado esta versión pero ha destacado que el comando adquiría materiales «generalistas» como estos tubos o pilas o relojes, pero no detonadores porque éstos se «compran en sitio muy especiales» y de ello se encargaba la organización. Así, ha justificado, a preguntas de unas de las acusaciones, el motivo por el que los elementos utilizados en Aretxabaleta y en Ordizia.

«Lo que hicimos fue un desarrollo de la acción técnicamente muy elaborada. Lo de Aratxabaleta fue muy rústica», ha añadido ‘Kubati’, haciendo referencia a a que uno de los dispositivos se introdujo en una fiambrera de plástico y se apoyó sobre un árbol. Asimismo, ha indicado que, aunque cree recordar que ha utilizado «dos veces» dispositivos ‘trampa’, no solían «utilizar un sistema como costumbre».

«Yo vengo aquí a declarar a todo el mundo, a todas las partes porque no tengo nada que ocultar. ¿Qué gano yo ocultando la acción esa cuando estoy declarando lo de Ordizia. Yo tengo todo aclarado, de las acciones que hemos hecho. Pero ésta no es nuestra. Por eso vengo aquí a intentar que se aclare la situación», ha dicho el acusado durante su declaración, al mismo tiempo que ha asumido el «dolor» de las víctimas.

TRES ARTEFACTOS

El Ministerio Público relata en su escrito de acusación que el comando que integraban los dos acusados colocaron tres artefactos explosivos cercanos al cuartel de la Guardia Civil de Aratxabaleta para «causar la muerte de cuantos agentes de la autoridad» se acercaran.

Uno de los dispositivos –compuesto por dos granadas del tipo Heap-Heat combinadas (anticarro y antipersonal)– se introdujo en una fiambrera de plástico y se instaló en el camino vecinal por el que se accedía al monte Izturrieta, próximo a dichas instalaciones. Fue apoyado sobre la base del árbol, lo orientaron hacia la fachada posterior del citado cuartel, con un ángulo de tiro aproximado de siete grados.

Se activaba mediante un temporizador compuesto por un reloj mecánico despertador y tenía la intención de «causar desperfectos de gran magnitud» en el acuartelamiento del Instituto Armado, señala el escrito.

El segundo artefacto, consistente en «un dispositivo trampa programado para explosionar 75 minutos después del primero» estaba instalado a unos 30 metros de distancia del anterior y tenía la intención de atentar contra los agentes que fueran a inspeccionar la zona.

En cuanto al tercer explosivo, se encontraba enterrado a tres metros y medio de distancia de donde estaba colocado el primer explosivo, que se activaba por «medio de la presión». Este artefacto acabó con la vida del teniente Ignacio Maten Istúriz y el agente Adrián González Revilla al pisar las placas metálicas enterradas mientras examinaban el lugar.