Reformas integrales: cómo reinventar cuanto habitamos

Sea por la necesidad de corregir defectos e imperfecciones, o bajo el propósito de redefinir completamente un espacio, las reformas integrales son una completa revolución de los sentidos. Tanto si se trata de echar una pared al suelo y ampliar una cocina, como de decorar una habitación o incluso mover un electrodoméstico.

Redefinir un espacio

Los motivos por los que realizar una reforma integral de un espacio, sea tanto doméstico como una oficina, son infinitos. Aunque muchas veces se relacione la realización de este tipo de obra con los desperfectos y el deterioro del tiempo sobre una vivienda o unas instalaciones, ello no siempre es así. A menudo, las reformas integrales nos permiten, por ejemplo, darle una capa de frescor a un espacio para redefinirlo por completo. Un hecho que puede llevarse a cabo tanto en un local en propiedad de un nuevo negocio, como en nuestro propio hogar. Pero, sea cual sea el motivo de dicha reforma, lo principal es su calidad y que jamás se desvincule de nuestra identidad.

Del mismo modo, el auge de prácticamente toda reforma integral hoy en día radica en la posibilidad de aumentar su primera impresión en aras de una venta. Aunque dicho cambio también podría repercutir positivamente en nosotros mismos, permitiéndonos adquirir un nuevo concepto sobre aquel espacio vivido e incluso aferrarnos a él con muchísima más fuerza. Si bien la inversión de una tarea de tal envergadura puede resultar francamente ahuyentadora, más todavía ante los amagos de crisis económica que se ciernen tras la pandemia del coronavirus, empresas como Reformas Barcelona Low Cost ofrecen posibilidades increíblemente asequibles.

La parte visual y la reforma subyacente

Una habitación, así como un domicilio en su totalidad o las instalaciones de una empresa, no son siempre tal y como aparentan. Sus muros guardan una incalculable cantidad de caminos que están todavía por escrutar. Y si bien nuestra percepción puede no percibirlos adecuadamente, el ojo avizor de una segunda opinión, o de un profesional del interiorismo, puede marcar la diferencia. A veces no se trata de echar todo muro a tierra o empujar el espacio a la radicalidad de un cambio drástico. Más bien, y más aún si su precio debe ser más bien económico, se trata de saber ver más allá de lo que ya existe, de anatomizar el cuerpo siempre en construcción de cuanto ya hemos visto para explotar su alcance.

Sin embargo, dicho objetivo pasa también por una reforma integral, a fin de cambiar todo cuanto no nos contenta en nuestro hogar. Tanto sea la distribución o la ubicación del lavabo o la cocina, hasta la toma de suministros o desagües en caso de que sea necesario. Siendo necesario recordar aquí que una reforma integral no constituye exclusivamente el trabajo sobre el primer campo visual que percibimos, sino que también abarca, e incluso exige, la remodelación de la arquitectura interna de un espacio. El interiorismo es sólo la guinda del pastel en este tipo de actividades, y si bien una decoración logra un mayor acabado de cuanto se ha reformado, no hay que obviar jamás su parte subyacente.

Del material al electrodoméstico

Una reforma integral a menudo también exige un cambio de los materiales empleados en la primera construcción de un espacio. Si bien aquellas baldosas ‘vintage’ pudieran parecernos algo asombroso e histórico hace unos años, optar por un buen parqué puede instalar un mayor confort en nuestro hogar. Asimismo, muchos amantes de las reformas optan por soluciones híbridas. Una actividad que suele llevarse a cabo en, por ejemplo, espacios cuya historia es tan interesante que su sustracción acariciaría con demasiada intensidad el pecado. Eso sí, corre a cuenta de cada uno fijarse ante todo en el presupuesto, las recomendaciones y las posibilidades ofrecidas.

Los electrodomésticos son también un elemento sujeto a las reformas. Aunque un primer arquitecto pueda haber considerado óptimo situar un horno en un determinado rincón de la cocina, puede resultar molesto tanto para un nuevo inquilino como a causa de cualquier otro cambio en dicho lugar. Desplazar un electrodoméstico, desde una lavadora a un lavamanos, puede llegar a generar una mayor sensación de amplitud en un cuarto pequeño. Por ello, ni tan siquiera los electrodomésticos deben pasarse por alto en el transcurso de una reforma integral.

Amplitud sensorial y física

En un plano muchísimo más visual, aunque también cómodo, algunos propietarios, bajo los permisos pertinentes, abogan por una ampliación de su domicilio. Se trata de toda una revolución en nuestro hogar, dado que, si una reforma modesta ya puede conseguir una mayor amplitud en un espacio, la ampliación física de, por ejemplo, una cocina resulta, simplemente, genial. Pared abajo, manos a la obra y nuestro hogar doblará su tamaño o solventará la estrechez de algunos de sus recintos más concurridos.

No obstante, y como se ha mencionado anteriormente, el interiorismo y la decoración ejercen también una fuerte influencia en una reforma integral. Básicamente, se trata de toda una disciplina artística capaz de detectar los puntos fuertes y las vulnerabilidades estéticas de un espacio que creemos santuario, pero que podría ser un auténtico templo. Pero, pese a la gran cantidad de tareas que admite una reforma integral, lo esencial en este ámbito es sentirse complacido y acudir a profesionales del sector. El resto ya tan sólo es terreno por vivir.