El precio de los carburantes vuelve a caer y rompe la tendencia alcista

El precio de los carburantes ha vuelto a registrar descensos esta semana, coincidiendo con el alza del número de rebrotes de coronavirus en todo el país y rompiendo así la tendencia alcista que mostró en las últimas tres semanas de agosto, que dieron esperanzas de recuperación al sector.

Así, el precio medio del litro de gasolina ha descendido esta última semana un 0,13% respecto al registrado siete días antes, hasta los 1,169 euros, al mismo tiempo que el de diésel ha bajado un 0,43%, para marcar un precio de 1,054 euros por litro.

Pese a que hasta la semana pasada, el litro de gasolina todavía continuaba experimentando alzas en su precio, el de gasóleo ya comenzó a mostrar síntomas de debilitamiento como consecuencia de una posible menor demanda por el avance de los brotes, ya que cayó un 0,17%.

No obstante, según datos del Boletín Petrolero de la UE consultados por Europa Press, desde los mínimos que tocó en mayo en plena pandemia del coronavirus, el precio del litro de gasolina y de gasóleo ha recuperado en torno a un 8% de su valor.

HASTA UN 13% MÁS BARATO QUE HACE UN AÑO

El impacto que ha ocasionado la crisis del Covid-19 en los precios se hace más evidente en su comparativa con el mismo periodo del año pasado. Así, en comparación con la misma semana de septiembre del año pasado, el precio ha caído hasta un 13%.

En concreto, en la primera semana de septiembre de 2019 el precio medio del litro de gasóleo era de 1,2 euros, en torno a un 13,7% por encima del precio actual, mientras que el de gasolina se situaba en 1,3 euros, un 11,3% más.

A pesar del encarecimiento de los precios en España, la gasolina sigue estando más barata respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,27 euros y 1,32 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,10 euros en la UE y 1,11 euros en la eurozona.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.