Así debutó Tamara Falcó en ‘El Hormiguero’

Sin duda alguna Tamara Falcó se ha convertido en la figura del verano y es que tras su paso por Masterchef, la hija de Isabel Preylser y Carlos Falcó ha pasado a ser un rostro conocido más en la televisión de nustro país. Comenzando la nueva temporada con más fuerza que nunca, Tamara se convirtió ne la madrina de ‘El Hormiguero’ como invitada pero también como nueva colaboradora y es que la joven es una de las nuevas incoporaciones en el programa de Pablo Motos.

Haciendo gala de la simpatía y la naturalidad que le caracteriza, Tamara reconoció que paso por el programa de cocina le había ayudado mucho a conseguir el cariño del público: «Desde que me vieron pelar conejos la gente dijo, algo le pasa a esta niña.No descarto ser pija pero pelo conejos». Aparte de su faceta como ‘cocinillas’, Pablo también quiso saber si la hija de Isabel Preysler hace ‘cosas normales’ como el resto de la gente a lo que ella respondió con mucha naturalidad: «Alguna vez he hecho calimocho con vino de mi padre».

A pesar de su sonrisa permanente, Tamara no pasa por su mejor momento a nivel personal y es que hace tan solo unos meses la nueva Marquesa de Griñón despidió a su padre, Carlos Falcó, por culpa del Coronavirus. «Mi padre dejó en el testamento que fuese yo pero todavía me queda un largo proceso. Es la primera vez que soy Marquesa. Cuando lo firme el Rey preguntare cuales son mis derechos». En cuanto a qué significa para ella este título, Tamara recordó las palabras de su padre:»Mi padre lo describía como una encina milenaria que te pasan a tí»

.Aunque todos la comparan con su madre asegurando que es una digna sucesora de la elegancia y els aber estar de Isabel, Preysler, Tamara bromeó:» Nos choca mucho cuando nos dicen que nos parecemos, discutimos muchísimo pero yo feliz. Mi madre para mi es un referente, la veo inalcanzable, pero que bien que la gente lo diga».Tras protagonizar una de las portadas más vendidas de este verano en la que aparecía en biquini, Tamara confesó cómo ha llegado a encontrarse feliz con su propio cuerpo.

«Engordé 15 o 20 kilos y según mi padre, cuando sonreía no se me veían los ojos. Tienes que encontrar lo que funciona. Era un momento de estrés emocional. Hice dietas, fue a la clínica gracias a Mario, salí un poco… ese verano me quedé en casa pensando que todos los problemas eran míos y solo confía filete empanado y patatas»